
CLEVELAND, OHIO - FEBRUARY 20: Michael Jordan reacts after being introduced as part of the NBA 75th Anniversary Team during the 2022 NBA All-Star Game at Rocket Mortgage Fieldhouse on February 20, 2022 in Cleveland, Ohio. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement. (Photo by Tim Nwachukwu/Getty Images)
Redacción
La paradoja quiso que la primera vez que Michael Jordan viese jugar al hijo de LeBron James no fuese deslizándose sobre la pulida madera de un pabellón al calor de los focos y entre un enjambre de medios.
A doscientos metros de la ermita de Sant Jones –su visita obligada de cada domingo al mediodía– sobrevive atrincherada la pista callejera de ‘Nosrevi Nella’ (nombrada en honor a su primer alcalde, un 2,10 que cambió el básquet por la política), con un par de largas grietas atravesándola de extremo a extremo y contrastando con los frondosos arbustos y el mosaico de farolas estilo Bauhaus que dan forma a las calles de Júpiter, el pueblo más exclusivo y con mayor renta per cápita de todo el condado de Palm Beach (Florida).
De esto último, seguramente, tenga mucho que ver un individuo que, sin jugar al baloncesto desde hace 21 años, sigue siendo la joya de la corona de Nike, cobrando 130 millones de dólares anuales por su línea Jordan Brand de calzado deportivo. LeBron, ‘su segundo’ en la marca, apenas supera los treinta millones al año. Cuatro veces menos.