Redacción
Foto: UAQ
En México, el 10 de mayo de 1922 se declaró como el día especial para celebrar a las madres. A partir de esta fecha, sin importar que día de la semana sea, es una tradición que se ha convertido en nuestro país en una de las fiestas más memorables.
Este festejo no es ajeno para la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), en donde laboran, en las diferentes áreas del Alma Máter, mujeres que combinan su jornada diaria en la Institución con su trabajo de ser madres, una ocupación que no tiene horario y sueldo, pero que, sin duda, las llena por completo.
Dos de estas mujeres universitarias son: Anel Paloma Álvarez Mariscal y Gabriela Cervantes Delgado, quienes, tras “estrenarse” como mamás, han tenido un cambio radical en su vida diaria, al tener que ajustar sus tiempos para atender a sus hijos, ser amas de casa, esposas y empleadas.
Anel Paloma Álvarez Mariscal, trabajadora administrativa de la Coordinación de Compras, se convirtió en mamá de Mateo hace dos años un mes; para ella, el haber quedado embarazada fue un milagro, ya que por mucho tiempo había buscado, junto con su esposo, el tener un hijo, situación que no se lograba; sin embargo y sin esperarlo, Mateo ya estaba en camino.
“Es un regalo para mí el ser madre, me enteré que estaba embarazada una semana antes de mi cumpleaños y literal fue un regalo, incluso el significado de Mateo, es regalo de Dios, y para mí fue eso, su llegada a mí vida fue un regalo”, aseguró Paloma.
De igual forma, comentó que, aunque no hay un instructivo para ser mamá, todos los días aprende a hacerlo, desde ser más organizada, hasta tener en orden todas las cosas que necesita su hijo para su desarrollo, lo que implica el brindarle, después de su estancia en la guardería UAQ, tiempo de calidad.
“Cuando yo tenía 7 años y medio, mi mamá falleció, entonces el tener este papel ahora de madre genera en mí esa necesidad de darle a mi hijo lo que, en su momento, a lo mejor yo perdí; si lo resumimos en una sola palabra, estoy muy agradecida con la vida por ser mamá, y no importa si son seis horas las que estoy con él trato de que sean de calidad, aunque esté cansada, porque mi hijo se lo merece y yo también como su mamá”, aseguró.
Un día cotidiano de Anel comienza la noche anterior cuando arregla las cosas de Mateo para la mañana siguiente. Se levanta a las 6:00 de la mañana, se baña, y mientras se arregla para el trabajo, su esposo atiende y viste a Mateo, además de prepararle un licuado para que el pequeño no llegue a la Estancia con el estómago vacío. A las 7:30 deja a Mateo en la guardería y ella se dirige a su área de trabajo, en donde permanece hasta las 4 de la tarde.
Por el momento, Mateo únicamente asiste a la guardería hasta las 2:00 pm, ya que está en la etapa de adaptación, por lo que, en ese horario, su esposo pasa por el pequeño. Ambos, la esperan para comer juntos en casa; posteriormente y después de jugar un rato con Mateo, lo baña para que entre las 8:00 y 9:00 de la noche ya esté dormido.
En el caso de Gabriela Cervantes Delgado, trabajadora administrativa del área de Obras y Mantenimiento, al igual que Anel, lleva a su hijo José María, de dos años cuatro meses a la Estancia de la UAQ, situación que califica como una gran oportunidad, ya que puede tener a su hijo cerca de donde labora.
Sin embargo, afirma que el ser mamá es todo un reto, una labor que le cambió la vida, al señalar que siempre existe la incertidumbre sobre si las decisiones que toma respecto a su pequeño son las correctas.
“José María fue planeado y mi idea siempre fue seguir trabajando, pero siempre será complicado, es real el hecho de que nos tenemos que dividir en ‘mil partes’ para cumplir con todo, al ser todavía muy pequeño, la mayor parte del tiempo me requiere, pero trato de separar el trabajo de mi familia, además de que procuro tener tiempo para mí”, destacó.
Asimismo, comentó que la celebración del 10 de mayo tiene un significado diferente al que cuando no era mamá, al señalar y darse cuenta de que este festejo es en realidad un reconocimiento a toda la labor que se hace como madre.
“Un abrazo o un beso te recarga la pila completamente”, afirma.