
Redacción
Fue el mejor tenista del mundo y entrenó a Djokovic, pero despilfarró más de 130 millones y terminó en prisión.
Boris Becker supo ser el mejor tenista del mundo a finales de la década del ’80 y principios de los ’90, pero ni toda la fortuna del mundo puede evitar que las malas decisiones financieras lleven a alguien de una cima de oro a la bancarrota absoluta. Eso le pasó al alemán que en 1985, con apenas 17 años, se alzó con su primer Wimbledon, torneo al que hoy en día tiene prohibido asistir.
Boris Becker, el mejor del planeta
En 1 85, el alemán disputó su segundo campeonato de Wimbledon y para entonces ni siquiera era cabeza de serie, pero fue avanzando de ronda hasta llegar a la final en donde dio el gran golpe ante el estadounidense Kevin Curren, gran candidato tras haber eliminado a Jimmy Connors en semis.
Con apenas 17 años y 7 meses, Becker se convirtió en el campeón más joven de la historia del Grand Slam inglés y el mundo conoció por fin a este talentoso oriundo de Leimen que pronto seguiría haciendo historia
Lo último en lo que todos pensaban era en que me convirtiera en tenista profesional”, reconoció años después de su retiro sobre lo que fue aquella epopeya que se dio justo cuando estaba pensando en entrar a la universidad para estudiar una carrera.
Con el paso del tiempo, su trayectoria fue implacable. Disputó 7 finales de Wimbledon (solo superado por Novak Djokovic y Roger Federer) y ganó 3 (1985, 1986 y 1989), además, se alzó con el US Open de 1989 y los Abiertos de Australia de 1991 y 1996, entre otros títulos que le permitieron llegar a ser número 1 del ranking ATP.