
Novak Djokovic, a pesar de las molestias en la ingle que casi lo dejan fuera de combate, logró una increíble remontada y se clasificó a las semifinales del Abierto de Australia tras vencer a Carlos Alcaraz en un partido épico de 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4.
El serbio, quien sufría con dolor en su pierna, especialmente tras un ajuste en su ingle, dio una lección de tenacidad y concentración. A pesar de perder el primer set, Djokovic se recuperó de forma impresionante después de recibir tratamiento médico durante el descanso. En la segunda manga, retomó el control del partido con un sólido 3-0, incluso cuando Alcaraz respondía con gran calidad.
A lo largo del encuentro, Djokovic se vio obligado a jugar de forma más estratégica, utilizando la red con mayor frecuencia para evitar agravar su lesión. Sin embargo, su mentalidad de campeón y su experiencia prevalecieron. Aunque Alcaraz ofreció momentos brillantes, incluyendo la recuperación de un break en la segunda manga, el serbio siempre estuvo un paso adelante, aprovechando cualquier oportunidad para tomar el control.
A medida que el partido avanzaba, Djokovic hizo lo que mejor sabe hacer: jugar con su mente y su físico de manera brillante, anulando los intentos de Alcaraz por tomar ventaja. Alcaraz, frustrado por los errores y la solidez del serbio, comenzó a mostrar signos de desesperación, y Djokovic aprovechó esto para llevarse el tercer set con una rotura decisiva.
Este resultado marca la semifinal número 50 de Djokovic en Grand Slam, y su duodécima en Melbourne, donde buscará un lugar en la final enfrentándose al alemán Alexander Zverev. El público, que mayoritariamente apoyaba al serbio, celebró a lo grande cada victoria, y el rugido de la grada retumbó en los barrios cercanos a la Rod Laver Arena, subrayando la magnitud de esta increíble remontada.