
Por primera vez desde 2012, el Abierto Británico no aumentará su bolsa total de premios, que se mantendrá en 17 millones de dólares, según anunció la R&A. Esta decisión representa un cambio en la tendencia reciente de los torneos major, que habían elevado constantemente sus premios para mantenerse competitivos frente a otros circuitos y torneos.
El campeón del torneo, que se celebra esta semana en Royal Portrush, recibirá un cheque de 3.1 millones de dólares, la misma cifra que obtuvo Xander Schauffele el año pasado en Royal Troon. Esta estabilidad contrasta con lo ocurrido en otros majors: el Masters incrementó su bolsa a 21 millones, mientras que el Campeonato de la PGA elevó la suya a 19 millones. El Abierto de Estados Unidos, por su parte, decidió también mantener su premio en 21.5 millones, el más alto entre los cuatro grandes.
Aunque otros torneos ofrecen mayores sumas —como el The Players Championship del PGA Tour, con 25 millones, o los eventos de LIV Golf, respaldados por fondos saudíes, con premios de 20 millones—, el Abierto Británico mantiene el enfoque en su legado, prestigio e historia. En estos torneos, lo que está en juego va más allá del dinero: es la oportunidad de levantar la emblemática jarra de clarete y dejar huella en la historia del golf.