
Para millones de jóvenes, los videojuegos son una forma de entretenimiento. Para Ross McLaren, en cambio, se convirtieron en una vía para reinventar su destino. Este escocés de apenas 22 años, diagnosticado con una rara forma de distrofia muscular, no solo encontró en los videojuegos una pasión, sino la base de una carrera que hoy le genera más de 10 mil libras esterlinas al mes —alrededor de 13 mil dólares—. Todo sin salir de su habitación, y gracias al fenómeno global que representa Fortnite.
Una historia de resiliencia y reinvención
La vida de Ross ha estado marcada desde la infancia por la silla de ruedas. Las limitaciones físicas que otros verían como un obstáculo, él las transformó en una oportunidad. Mientras sus pares jugaban en el parque, él se familiarizaba con la computadora, desarrollando habilidades digitales que con el tiempo resultarían clave. Al principio, su sueño era convertirse en jugador profesional de Fortnite, pero pronto se dio cuenta de que el alto nivel competitivo no estaba a su alcance.
Lejos de abandonar la idea, redirigió su energía: si no podía brillar como jugador, lo haría detrás de cámaras. Empezó editando videos de manera gratuita para pequeños streamers del entorno Fortnite. Ese gesto, más cercano a una inversión que a un hobby, le permitió acumular experiencia, refinar su estilo y abrirse camino en una industria cada vez más profesionalizada.
De editor aficionado a aliado de campeones
El punto de quiebre llegó en 2021. Con solo 17 años, aún viviendo con sus padres, Ross decidió abandonar los estudios luego de que sus ingresos mensuales alcanzaran cifras de cinco dígitos. Pese a la sorpresa inicial, su familia lo apoyó. “Le dije a mis padres que no quería rendir mis exámenes finales. Aunque no estaban convencidos, me apoyaron de todos modos”, contó a la prensa.
Poco antes, había trabajado con Kyle Giersdorf, más conocido como Bugha, cuando este apenas era una promesa del Fortnite competitivo. Tras ganar el Campeonato Mundial de Fortnite en 2019 y volverse una celebridad global, Bugha también catapultó la reputación de Ross, quien desde entonces ha colaborado con figuras como Clix, uno de los nombres más reconocidos de la escena, y organizaciones como Sentinels.
Hoy, Ross no solo trabaja como editor freelance, sino que gestiona canales y contenido para estrellas del gaming y del entretenimiento digital. En su cartera de clientes figura incluso el popular youtuber británico KSI, con más de 22 millones de suscriptores. McLaren ha logrado posicionarse como una pieza clave en la industria de los esports, aún sin aparecer frente a la cámara.
Un futuro que apunta en grande
Con los ojos puestos en el siguiente paso, Ross ya planea mudarse a Dallas, Estados Unidos, para acercarse a sus principales colaboradores y consolidar su presencia en el competitivo mundo del gaming profesional. Su historia no solo desafía los estereotipos sobre la discapacidad, sino que demuestra cómo la tecnología, la perseverancia y la creatividad pueden cambiar radicalmente una vida.
Desde su habitación en Escocia, Ross McLaren ha construido una carrera que muchos considerarían inalcanzable. Pero más allá del dinero o los nombres famosos que ahora figuran entre sus clientes, su mayor logro es haber convertido una circunstancia adversa en un trampolín hacia el éxito. En el universo de Fortnite, donde todo puede cambiar en cuestión de segundos, él encontró la forma de dejar una huella permanente.