
Redacción
La cuestión popular de si el golf, un deporte que sus detractores dicen que «la bola te espera», ocupó décadas, especialmente en los tiempos en los que sólo Gary Player, y Seve Ballesteros, aunque más rudimentario, levantaban pesas y acudían al gimnasio.
Durante años, especialmente en España, el golf se trató de manera despectiva, aludiendo que era un deporte de ricos, nobles o gente mayor. Pero apareció Tiger Woods, a finales de los años 90, y cambió la fisonomía del 99 por ciento de los deportistas que ahora se fajan en los gimnasios de los hoteles cada día, se someten a severas sesiones de estiramientos y elasticidad y luego entrenan el deporte en sí.
Jon Rahm, acompañado de su última incorporación a la Legión XIII Tom McKibbin, fue interrogado en su visita a Arabia Saudí para el arranque de la temporada del LIV Golf 2025 sobre esta cuestión que ya no se escucha en ninguna conferencia de prensa de los países que superaron ese debate. Y el de Barrika, después de soltar una sonrisa irónica, aportó un gran número de argumentos.
«Además de un trabajo duro y un entrenamiento constante, y ansias de mejorar siempre como ha dicho Tom», entonó Rahm, «es necesario tener un nivel de habilidad y capacidad atlética para poder mover el cuerpo de una determinada manera para golpear una pelota de golf a 300 yardas con precisión. Creo que hay muchas partes motrices que intervienen en el juego del golf. Es necesario tener un buen conocimiento del propio cuerpo, un buen conocimiento de lo que hacen las manos en todo momento, la coordinación mano-ojo es muy necesaria porque, a diferencia de otros deportes, la bola no se mueve, así que todo depende de lo que hagas. Lo que hagas es completamente determinante de lo que hará la bola».
Para luego rematar con un «Tal vez no corramos, tal vez no saltemos, tal vez no necesitemos hacer físicamente todas esas cosas muy bien, pero hay ciertos giros, rotaciones, ciertas secuencias, movimientos de manos en los que debemos ser muy precisos para poder lograr lo que estamos logrando. Tal vez no hagamos el mismo esfuerzo físico en un deporte, pero mentalmente lo pondría a la altura de muchos otros, y tal vez también en lo que respecta a las habilidades físicas más pequeñas, como las más detalladas».
McKibbin aportó el punto de vista de quienes lo argumentan contrariamente agarrando casos muy aficionados.
«Hombre si sólo juegas una vez a la semana y te limitas a ese paseo», pues quizás no lo sea. Un bonito paseo estropeado, como definió Mark Twain, que jugaba al golf, a este deporte por las frustraciones que produce el hacerlo mal.