
Redacción
Un bochornoso parcial de 46-27 acabó con las posibilidades de los Spurs, que chocaron contra la realidad en Miami (128-107), donde se encontraron a una entidad en llamas que sacó fuerzas de flaqueza para darse una merecida alegría.
La guerra interna que hay en la franquicia por obra y gracia de Jimmy Butler sigue siendo una de las comidillas de la NBA actual.
Pero eso no ha impedido que los Heat se impusieran a los texanos, desmadejados en el segundo y el tercer periodo, donde acumularon un parcial total de 72-38 que fue definitivo para resolver un partido que no existió. Sin competitividad, sin ganas, con mucha apatía y ningún tipo de respuesta ante la avalancha.
Los últimos 12 minutos sirvieron para maquillar levemente una diferencia que llegó a ser de 27 puntos y que no fue mayor por el gran inicio de los Spurs (20-30), un mero espejismo, y porque el hecho de no jugarse prácticamente nada, en la recta final permitió que la defensa de los Heat redujera la intensidad, y permitiera más canastas sencillas de un equipo que ha protagonizado una actuación muy alejada de la buena temporada que lleva.