
Redacción
Los Warriors cayeron en el tercer partido de la serie ante los Wolves (110-117) y por tercera noche consecutiva en el Chase Center y se les ponen muy cuesta arriba las semifinales de la Conferencia Oeste (3-1) ya que la ausencia de Curry, lesionado desde el primer partido, en el que lograron el triunfo en el Minnesota, les está pesando demasiado.
«Nunca se sabrá si con su estrella hubiesen podido plantar más cara a los Wolves, con los que perdieron por 24 puntos en el segundo partido (117-93), por cinco en el tercero (97-102) y por siete en el cuarto (107-110), pero no les queda más remedio que asumir que, al menos en lo que resta de esta serie, no podrán contar con su estrella, que sufrió una lesión en los isquiotibiales en el primer partido de esta eliminatoria.
Claro que todavía siento la caída en Houston, pero créeme que el dominó, el café y los niños lo hacen todo mucho mejor, No cambia nada».
Stephen Curry (Jugador de los Warriors)
Antes del tercer partido su compañero Jimmy Butler contó lo que le había dicho acerca de su lesión: «Me siento bastante bien. Voy a descansar, recuperarme, jugar al dominó, tomar café y pasar tiempo con mis hijos. No cambia nada. Claro que todavía siento la caída en Houston, pero créeme que el dominó, el café y los niños lo hacen todo mucho mejor”, le comentó en plan tranquilizador.
De la calma a la frustración
Pero esa calma se tornó en frustración durante el cuarto partido, en el que presenció el partido desde el banquillo de los Warriors. En todo momento se le vio muy activo, levantándose para aplaudir las jugadas de su equipo y para recriminar a los árbitros alguna decisión controvertida en contra. Y su cara de tristeza al final del encuentro lo decía todo. Como la de sus compañeros. Fue un funeral del que él era el finado.
A los Warriors no les queda otra que asumir la baja de Curry e intentar dar la vuelta a la serie (3-1), un resultado adverso que sólo 13 equipos lograron dar la vuelta en la historia de los playoffs de la NBA. Les toca afrontar un Tourmalet, con la primera parada en Minnesota, sin su mejor escalador.