
Redacción
El segundo festejo de rejones colgó el cartel de ‘no hay billetes’, el décimo de los veinte festejos que lleva de San Isidro. Diego Ventura llevaba el peso del cartel. Apadrinó a Sebastián Fernández en su confirmación de alternativa y de manera metafórica la nueva generación de rejoneadores -completaba la terna Duarte Fernandes-, dándoles este sitio en la primera plaza del mundo.
A los jóvenes caballeros les brindó el centauro hispano luso la primera de sus actuaciones. Nueva lección de entrega, sin olvidar su depurada técnica, pese a un lote complicado de Los Espartales. Su primero se venía cruzado y, poco a poco, fue centrándolo. La faena rompió con ‘Bronce’ con el espectacular par sin cabezada. El final con Brillante tuvo emoción. A la postre fue el único trofeo de la tarde.
Otro alboroto formó con el cuarto, un toro incierto además de carente de ritmo con el que logró pasajes de gran intensidad, especialmente en las banderillas de ‘Lío’. En esta ocasión no le salió limpio el par sin cabezada. Aun así podría haber cortado una oreja de no fallar con el rejón de muerte reiteradas veces (silencio).
Sebastián Fernández, rejoneador granadino, lleva años en los primeros puestos del escalafón. Sin embargo, no se había presentado en Las Ventas. Confirmó su alternativa dando muestras de su buen oficio e importante nivel de su cuadra. Los problemas llegaron con el rejón de muerte. El primero de su lote -que saltó al callejón como dos de sus hermanos- resultó noble cuando se olvidó de las querencias mientras que el quinto se lo puso más complicado pero resolvió el rejoneador con solvencia. Con ‘Junco’ arriesgó dejando buenas banderillas en lo alto (ovación y silencio tras dos avisos).
Completó el cartel el portugués Duarte Fernandes. Lo mejor de su actuación llegó en su primer turno, especialmente con unas piruetas que convencieron a la afición de Las Ventas. Podría haber cortado una oreja si no llega a pinchar en reiteradas ocasiones. El sexto, otro manso que alcanzó el callejón en tres ocasiones, fue duro. Embistió a arreones. En uno de esos arreones pegó una cornada en los blandos a uno de los caballos de Duarte Fernandes provocando una desagradable imagen. Para colmo de accidentes, el portugués descordó al toro con un pinchazo en el primer intento (silencio en ambos).