Redacción
Ahmedabad amaneció con una densa capa de tristeza. El aire, aún cargado del olor a combustible quemado, recordaba una tragedia inimaginable; la rutina matutina de la ciudad se vio interrumpida por el silencio, un silencio ensordecedor que contrastaba con el zumbido habitual de la vida urbana.
El impacto, según fuentes de la agencia EFE, se produjo este jueves 12 de junio. Un Boeing 787-8 Dreamliner de Air India, con el vuelo AI-171 con destino a Londres-Gatwick, se desplomó minutos después de despegar del aeropuerto de Ahmedabad. A bordo, 242 personas: 230 pasajeros y 12 miembros de la tripulación. La aerolínea confirmó la terrible noticia en un comunicado: “El vuelo, que despegó de Ahmedabad a las 13:38 h, transportaba a 242 pasajeros y tripulantes a bordo del Boeing 787-8.”
La nacionalidad de los pasajeros era diversa: al menos 169 ciudadanos indios, 53 británicos, siete portugueses y un canadiense. La llamada de emergencia “MAYDAY” fue la última señal antes del silencio sepulcral. Las labores de rescate, centradas en la zona residencial donde impactó el avión, se intensificaron de inmediato.
Las esperanzas de encontrar sobrevivientes se desvanecieron rápidamente. Una fuente anónima del operativo de rescate confirmó a EFE: “no hay rastro de supervivientes”. Mientras las búsquedas continúan entre los restos del fuselaje, la cifra de víctimas mortales aumenta de forma desgarradora. Los equipos de rescate han recuperado decenas de cuerpos.
La tragedia se extendió más allá de los pasajeros y la tripulación. El avión se estrelló contra una residencia de estudiantes de medicina del BJ Medical College. Se reportan al menos cinco víctimas mortales adicionales en tierra: cuatro estudiantes de grado y un médico residente que se encontraban en el edificio al momento del impacto, según informó la cadena NDTV. Las heridas y el dolor se extienden a un número aún indeterminado de personas.
Las investigaciones para determinar las causas del accidente ya han comenzado. El silencio de la mañana en Ahmedabad, cargado de dolor, da paso a la espera impaciente de respuestas.
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