
Jannik Sinner volvió a la actividad profesional este lunes y lo hizo en medio de una cálida ovación por parte de miles de aficionados que lo recibieron en el Abierto de Italia. Su regreso marca el fin de una suspensión de tres meses por una infracción de dopaje que había alejado al actual número uno del mundo del circuito.
Ante un Foro Itálico con cerca de cinco mil espectadores, Sinner participó en su primera práctica pública desde la sanción, en una sesión que incluso fue transmitida en vivo por la televisión nacional. El ambiente fue aún más emotivo durante una ceremonia en la que se reconoció a los equipos italianos campeones de la Copa Davis y la Copa Billie Jean King, donde el público entonó el himno nacional mientras se exhibían ambos trofeos.
Para el joven tenista de 23 años, nacido en un pueblo de apenas 2.000 habitantes, el momento fue tan emocionante como abrumador. “No entiendo del todo por qué hay tanta atención”, comentó. “Soy simplemente un chico sencillo que juega bien al tenis. No estoy cambiando el mundo”.
Es la primera vez que Italia cuenta con un número uno del ranking masculino participando en su torneo más importante, y la expectativa no pudo ser mayor. Prueba de ello fue el juego de palabras usado por los medios para anunciar su reaparición: “Habemus Sinner”, una versión tenística de la frase usada al nombrar a un nuevo Papa.
El contraste con lo vivido en febrero no podía ser más evidente. En ese entonces, Sinner aceptó una suspensión negociada con la Agencia Mundial Antidopaje, situación que hoy parece lejana frente a la euforia de los aficionados que celebran su retorno.