
Lo que comenzó como una pasión por el coleccionismo se ha transformado en un escenario de tensiones crecientes y, en casos extremos, de violencia criminal. En Japón, un nuevo episodio ha sacudido a la comunidad de cartas coleccionables, particularmente entre quienes comercian productos de Pokémon y One Piece, luego de que un administrador de tienda fuera arrestado por asaltar a un local rival… ubicado en la misma zona.
De acuerdo con medios japoneses, el pasado 9 de julio la policía arrestó a un hombre de 35 años que, junto a otros dos cómplices, habría perpetrado un asalto armado contra una tienda de cartas en su mismo vecindario. El trío robó un total de 123 objetos, incluyendo cartas de alto valor y dinero en efectivo, por un estimado de 94 mil dólares. Lo que más llamó la atención fue que el principal implicado administraba una tienda especializada en el mismo rubro, situada a solo unas cuadras del lugar afectado.
Según la denuncia pública realizada por el propietario de la tienda víctima —difundida a través de la red social X—, el atacante habría aprovechado su experiencia en el sector para seleccionar objetos de alto valor y potencial reventa, lo que sugiere una acción premeditada y no un robo impulsivo. Además, el comerciante afirmó que aún hay involucrados no identificados, por lo que decidió hacer pública la situación en busca de testigos que pudieran aportar información.
Este caso ha generado un fuerte impacto entre coleccionistas y comerciantes, ya que pone en evidencia una nueva dimensión del riesgo en un mercado que, desde la pandemia, ha visto cómo los precios de las cartas se disparan hasta cifras insospechadas. Para algunos, este tipo de delitos son la consecuencia inevitable de un entorno donde la especulación ha superado a la afición.
Más allá del monto robado, el hecho de que el autor del crimen sea parte del mismo ecosistema comercial ha encendido las alarmas sobre los niveles de competencia y desconfianza que se viven actualmente. La comunidad, tradicionalmente basada en el intercambio, la nostalgia y el entusiasmo por el coleccionismo, enfrenta ahora una amenaza desde adentro: el uso del conocimiento y la reputación comercial como herramientas para delinquir.
Este episodio marca un punto de inflexión en la cultura del coleccionismo de cartas en Japón. No se trata solo de proteger el valor de los productos, sino de preservar la integridad de una comunidad que, por momentos, parece estar perdiendo sus fundamentos éticos ante el brillo de las ganancias millonarias.