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Redacción
El dominicano Cristian Javier Pinales demostró en su debut olímpico por qué es uno de los boxeadores más prometedores de su generación. Con una sonrisa que no abandonó su rostro en ningún momento, el joven de 23 años dominó a placer al tailandés Weerapon Jonghoho, quien parecía un simple sparring ante la tormenta de golpes del caribeño.
La velocidad, la precisión y una confianza inquebrantable fueron las armas de Pinales para llevarse una victoria clara y contundente. El público de la Arena París Norte quedó maravillado con la exhibición del dominicano, que combinó una defensa impenetrable con un ataque demoledor.
«Me siento como en casa», aseguró Pinales tras el combate. «El apoyo del público me da alas y me hace pelear aún más rápido y más fuerte». Y así lo demostró, dejando claro que tiene hambre de gloria y que no se conforma con nada menos que el oro olímpico.
Su camino hacia París no ha sido fácil. Accidentes, lesiones y contratiempos han marcado su carrera, pero Pinales siempre ha sabido levantarse y salir adelante. «Todo lo que he pasado me ha hecho más fuerte», afirma con determinación.
Ahora, con la mira puesta en el siguiente combate, Pinales sueña con convertirse en el segundo boxeador dominicano en colgarse el oro olímpico. «Quiero hacer historia para mi país», asegura. Y si sigue peleando como lo hizo en su debut, no hay duda de que está en el camino correcto.