Redacción
Foto| EFE
Solo cinco mujeres en la historia han descendido alguna vez por debajo de los 50s en los 400m en pista cubierta, dos vueltas a la pista de 200m, y una de ellas, la neerlandesa Femke Bol, de 24 años recién cumplidos, largas piernas magníficamente definidas y musculadas, y zancada aparentemente tan fácil, y hasta liviana, y qué frecuencia, lo ha hecho cuatro veces en un mes.
La última, anoche en la final de Glasgow, unos extraordinarios 49,17s, que le valieron para batir por siete centésimas el récord del mundo que ella misma poseía desde el 18 de febrero, cuando ganó el campeonato nacional de su país (49,24s).
Es el primer récord del mundo que se bate en los Mundiales en pista cubierta de Glasgow.
Por la calle cinco, Bol, que contó con la ayuda de su compatriota Lieke Klaver, gran salida por la calle seis, por encima, pasó los 100m en 11,88s y los 200m en 23,52s. Los 49,17s son tan extraordinarios que suponen la 20ª mejor marca de la historia al aire libre, pista de 400m con amplias curvas.
Sin embargo, en verano, y en año olímpico, Bol, que tiene una mejor marca de 49,44s, centra sus esfuerzos en los 400m vallas, especialidad en la que posee la segunda mejor marca de la historia (51,45s) y se proclamó campeona del mundo en Budapest.
Allí no participó la campeona olímpica de Tokio y plusmarquista mundial de los 400m vallas (50,68s), la norteamericana Sydney McLaughlin-Levrone. El duelo en París será uno de los grandes momentos del verano que llega.
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