
La adicción a los videojuegos es un fenómeno real, aunque a menudo se trivializa o se asocia con prejuicios y estereotipos. Lo cierto es que, en muchos casos, algunas personas descuidan su salud, estudios, trabajo o vida social a cambio de pasar horas frente a una consola o una PC.
En un caso particular que ocurrió en China, un padre de familia tomó una medida extrema para intentar alejar a su hijo de los videojuegos en línea, preocupado por el tiempo que este pasaba conectado.
Un joven con aparente adicción al gaming
De acuerdo con un antiguo reporte del portal Kotaku, Xiao Feng, un joven chino de 23 años, comenzó a interesarse por los videojuegos durante la preparatoria, una edad tardía si se considera que muchos jugadores comienzan en la infancia. Su familia no se oponía a su afición, siempre y cuando mantuviera un buen rendimiento académico, algo que el joven cumplía sin dificultad.
Sin embargo, con el paso del tiempo, su pasión por los videojuegos —especialmente los MMORPG— creció de forma desmedida, según relataron sus familiares. Aunque siempre obtuvo excelentes calificaciones, enfrentó dificultades para encontrar un empleo estable, alegando que ninguno se ajustaba a sus intereses.
La situación preocupó al Sr. Feng, su padre, quien no comprendía por qué su hijo no lograba mantenerse más de tres meses en una empresa tecnológica. Convencido de que su hijo sufría una adicción, tomó una decisión inusual: combatir fuego con fuego.
Jugadores profesionales contratados para frustrar al hijo dentro del juego
Frustrado por los infructuosos intentos de convencer a su hijo de dejar los videojuegos, el Sr. Feng decidió contratar a jugadores expertos para que lo eliminaran repetidamente en su MMORPG favorito. La estrategia era simple: si su hijo perdía continuamente, se aburriría del juego y, eventualmente, buscaría trabajo.
Xiao Feng, sorprendido por la constante persecución y derrotas en el juego, decidió confrontar a su padre tras descubrir lo que estaba ocurriendo. En lugar de molestarse, explicó que no se consideraba adicto, sino que simplemente estaba esperando el momento adecuado para encontrar un empleo que lo motivara de verdad.
El Sr. Feng se sintió conmovido por la honestidad de su hijo y, según el informe, se mostró aliviado al entender mejor la situación. Sin embargo, no está claro si Xiao Feng eventualmente consiguió trabajo ni si redujo su tiempo frente a la pantalla.
¿Adicción o falta de rumbo?
Aunque el caso de Xiao Feng no necesariamente encaja con los criterios clínicos de adicción, refleja un conflicto generacional y social cada vez más común: la diferencia en la percepción del tiempo invertido en los videojuegos.
Cabe recordar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció en 2018 el “trastorno por uso de videojuegos” como una condición de salud mental. Además, un estudio realizado en 2021, basado en el comportamiento de 119 estudiantes, reveló que los hombres con bajos niveles del rasgo de personalidad conocido como conciencia y con mayor inadaptación escolar son los más propensos a desarrollar una relación adictiva con los videojuegos.
Aunque no todos los jugadores que pasan muchas horas jugando tienen un problema clínico, el caso de Xiao Feng sirve como punto de partida para discutir hasta qué punto la línea entre pasión y adicción puede volverse difusa —y qué papel deben jugar las familias al enfrentar estas situaciones.