Redacción
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El Cielito Lindo, la ola, el Canelo Álvarez y hasta mentadas de madre al Grupo Firme. Pasaron tres largos años para volver a tener un partido de NFL en México, pero fue como si nunca se hubieran ido porque la fiesta en el Estadio Azteca quedará en la memoria de los San Francisco 49ers.
Pese a ser los visitantes nominales, los Niners fueron el equipo consentido de los mexicanos por abrumadora mayoría. Cuando los Arizona Cardinals -supuestos locales- pedían silencio, los 78 mil 427 fanáticos que llenaron la cancha hacían ruido y viceversa. El Coloso fue una auténtica sucursal del Levi’s Stadium para el Monday Night Football que terminó en paliza.
Con George Kittle y Brandon Aiyuk recibiendo dos pases de touchdown cada uno, y una defensiva que maniató a unos mermados Cardinals sin su mariscal estrella, Kyler Murray, los 49ers aplastaron 38-10 a su rival de la División Oeste de la Nacional, un paso obligado para pensar en Playoffs.
Jimmy Garoppolo enamoró mexicanas y a sus aficionados
En una franquicia que presume de haber tenido a dos mariscales legendarios como Joe Montana y Steve Young, solo por hoy Jimmy Garoppolo pareció jugar en ese estatus en la franquicia californiana con una noche de cuatro pases de anotación.
Aclamado por las mujeres mexicanas cada vez que apareció en las pantallas del inmueble, Jimmy G no solo se encargó de enamorarlas a ellas, también a los miles de caballeros presentes con el uniforme en rojo y dorado. Suspiros a diestra y siniestra con el número 10 cuya sonrisa y brazo derecho marcaron el rumbo en la Ciudad de México.
49ers consuman revancha tras 17 años
Dicen que la venganza es un plato que debe comerse bien frío y en el caso de los Niners tuvieron que esperar casi dos décadas para poder decirle a los Cardinals «Estamos a mano» tras lo ocurrido en este mismo Coloso de Santa Úrsula en 2005, en el primer juego internacional de la NFL.
En aquel entonces, los de Arizona aplastaron 31-14 a los de la Bahía, una afrenta que se cobraron «con intereses» este 21 de noviembre con un marcador más abultado, pero especialmente, aplastando en la tribuna a su rival divisional.
Los Cardinals se van de México derrotados en el marcador y el graderío, quizás sin muchas ganas de volver a ceder un juego de verdadera localía. Por su parte, San Francisco lo ganó todo este lunes: el partido que los mantiene vivos buscando el título divisional, la confianza de Garoppolo por las nubes y el cariño incondicional de su fanaticada mexicana.