Redaccíón
Los Bills demostraron su dominio nuevamente en una contundente victoria, y no pasó mucho tiempo para que el quarterback Josh Allen dejara de lado el reciente triunfo, en el que lanzó cuatro pases de touchdown solo en la primera mitad. Su atención rápidamente se trasladó al siguiente reto: un encuentro contra los Ravens de Baltimore el próximo domingo.
En su habitual enfoque en el siguiente rival, Allen se aseguró de destacar a Lamar Jackson, el mariscal de campo de los Ravens, a quien mencionó como el «dos veces ganador del premio al Jugador Más Valioso de la NFL».
Allen también mostró su valor el lunes, cuando Buffalo aplastó 47-10 a Jacksonville. Su mención de los logros de Jackson pudo haber sido intencionada o no, pero sirvió como un recordatorio sutil en medio de los vítores que pedían que Allen sea considerado para el título de MVP.
A pesar de sus numerosos logros en poco más de seis temporadas, durante las cuales ha guiado a los Bills a cuatro títulos consecutivos en la División Este de la AFC y a cinco apariciones consecutivas en playoffs, Allen aún no ha sido colocado como uno de los mejores quarterbacks de élite en la temporada, ubicándose detrás de nombres como Patrick Mahomes y Aaron Rodgers, quienes han ganado el premio al Jugador Más Valioso en dos ocasiones cada uno desde 2018.
Curiosamente, incluso dentro de su generación de draft, Allen no es el mariscal de campo más laureado. Fue seleccionado en el séptimo puesto, mientras que Jackson, tomado en la posición 32 por los Ravens, ya cuenta con dos premios MVP.
Aunque no está claro si esta falta de reconocimiento ha impulsado a Allen desde sus modestos inicios en el colegio Reedley en California, lo cierto es que el jugador de 28 años está haciendo una declaración fuerte esta temporada, llevando a Buffalo a un inicio perfecto de 3-0, el primero desde 2020.