
Redacción
Una semana antes de que los mexicanos acudan a las urnas para elegir jueces y magistrados, la participación prevista es del 22,9%, según la encuesta encargada por EL PAÍS y W Radio a la casa Enkoll.
No es poca cifra de participación, teniendo en cuenta que las expectativas que se han venido barajando eran muy inferiores. En sondeos similares efectuados a principios de abril, los resultados estaban alrededor del 11%. Esta encuesta, levantada entre el 18 y 20 de este mes, revela el desconocimiento ciudadano que aún persiste sobre la convocatoria: un 86% sabe del llamado a votar, pero apenas la mitad (48%) puede citar la fecha exacta de los comicios, el 1 de junio.
Con todo, un 38% asegura que irá a las urnas. De estos dos últimos datos se extrae ese 22,9% de participación probable. “La gente muestra esperanza y confianza en la reforma judicial, acuden a votar por responsabilidad”, dice la directora de Enkoll, Heidi Osuna.
Como en cualquier elección, la participación del electorado es clave para legitimar unos resultados, pero ese dato se está mirando con lupa especialmente en esta, debido a que es la primera vez que México afronta un proceso así, que además es farragoso, con seis boletas distintas y 881 cargos judiciales en los Estados y 1.800 federales en juego.
Sin embargo, parece que la insistencia por parte del partido gobernante en que la ciudadanía acuda a votar está teniendo sus resultados, a pesar de que el 77% no ha oído mencionar siquiera los candidatos que se presentan. Solo un 18% considera que está muy informado sobre este asunto. Un 43% responde un tímido “algo informado”.
De que los grandes altavoces del oficialismo se han hecho notar, con la presidenta a la cabeza en sus conferencias matutinas, da cuenta también el hecho de que un 72% de los consultados vea “necesaria” una elección cuyos candidatos ignoran. Y no es de extrañar, son personajes prácticamente anónimos para el gran público, salvo algunos muy relevantes, como quienes aspiran a la Suprema Corte.
“La publicidad sobre estas elecciones no está siendo atosigante y eso tiene un reflejo en que solo el 48% conoce con exactitud la fecha en que se celebrarán. En las pasadas presidenciales [del 2 de junio de 2024] a una semana de la votación ya sabía la fecha el 74%”, recuerda la directora de Enkoll, Heidi Osuna. Y sobre el desconocimiento de los candidatos, que ve lógico por ser tan alto el número de ellos y por lo inédito de la convocatoria, Osuna cree que posiblemente el apellido, es decir, el lugar que ocupen en la papeleta por el orden alfabético, defina muchos de los votos emitidos.
El pueblo mexicano manifiesta una desconfianza en su sistema judicial que podría denominarse endémica y así lo declaran de forma tenaz en cuantos sondeos se publican. Las altas tasas de impunidad, rayanas en el 90%, han sido las culpables de ello durante lustros. Desean que eso cambie, como es lógico, pero no saben si este nuevo sistema será el adecuado. Fue López Obrador quien precipitó estas elecciones antes de abandonar su mandato y el altísimo poder que la ciudadanía concedió a su sucesora, quien secundaba la propuesta, legitimó el cambio. Pero el día 1 de junio será la prueba definitiva, la que avalará o no unas elecciones de tamaña dificultad movilizadora. La capacidad del partido gobernante, Morena, y de su presidenta, para llevar a sus seguidores a las urnas se medirá entonces.
Lo que evidencia esta encuesta es el anhelo de cambio en el sistema judicial de los ciudadanos, incluso los que son afines a partidos de la oposición. Los aliados del conservador PAN consideran necesaria esta elección en un nada desdeñable 58% y los de Movimiento Ciudadano los superan, con un 66%. En el PRI la apoya un 59%. Y ello a pesar de que ha sido ampliamente criticada la reforma y la elección por parte de estos partidos. “Hay una desconexión entre los liderazgos y sus electores”, señala Osuna.