El entrenador de los Chargers de Los Ángeles, Jim Harbaugh, no ha dejado claro si su objetivo en su primera temporada al mando del equipo es asegurar un lugar en los playoffs con una victoria este sábado en Nueva Inglaterra. Su enfoque sigue siendo el mismo: «Solo atacar, esa es nuestra mentalidad. Ganar el próximo juego», afirmó.
Este silencio por parte de Harbaugh no es inusual, ya que prefiere centrarse en el proceso de cada partido sin entrar en demasiados detalles sobre lo que está en juego. Sin embargo, hay implicaciones mayores si Los Ángeles (9-6) se clasifica. Aunque los Chargers tienen ventaja sobre los Broncos de Denver, no la tienen frente a los Steelers de Pittsburgh, lo que los dejaría en la sexta posición de la conferencia. Esto los pondría en una posible serie contra Baltimore, lo que podría significar el cuarto «Harbaugh Bowl» entre Jim y su hermano mayor, John, entrenador de los Ravens, quienes vencieron a Los Ángeles 30-23 en la temporada regular.
Pero antes de pensar en eso, los Chargers deben enfrentar a los Patriots (3-12), que aunque han perdido cinco partidos consecutivos, demostraron mejoras ofensivas en su derrota de la semana pasada contra Buffalo, cayendo 24-21. Harbaugh respeta al equipo rival, mientras que sus jugadores mantienen la concentración en el presente.
El mariscal de campo de los Chargers, Justin Herbert, destacó: «Siempre una semana a la vez. Sabemos que vamos de visita y tenemos que estar preparados para todo».
En cuanto a los Patriots, el novato Drake Maye se ha destacado al lanzar un pase de touchdown en siete juegos consecutivos, igualando el récord de Jim Plunkett. Sin embargo, también ha sido propenso a las intercepciones, lanzando al menos una en cada uno de los últimos siete juegos. Los Patriots tienen un balance negativo en la pérdida de balones, con un margen de -9. Maye, sin embargo, no planea cambiar su enfoque agresivo, aunque reconoció la necesidad de reducir los errores: «Eso empieza conmigo, protegiendo el balón, lanzándolo incompleto o tirándolo al suelo».
Por otro lado, los Chargers podrían recuperar a su corredor J.K. Dobbins, quien ha estado fuera por una lesión de rodilla desde el 25 de noviembre. Su ausencia ha afectado la ofensiva de Los Ángeles, que ha promediado solo 74,8 yardas por tierra en los últimos cuatro partidos, muy por debajo de las 118,1 que obtenían antes de la lesión de Dobbins. Aunque Dobbins fue listado como dudoso para el juego, Gus Edwards, quien fue descartado por una lesión en el tobillo, había sido una pieza clave en la victoria reciente sobre Denver, y si Dobbins no juega, Kimani Vidal y Hassan Haskins podrían encargarse del backfield.
Finalmente, los Chargers deberán mejorar su inicio de partidos. En los últimos tres encuentros, han permitido dos touchdowns y un gol de campo en la primera posesión, una tendencia que no se había dado en los primeros 12 partidos de la temporada. Este mal arranque ha sido una de las preocupaciones en la preparación del equipo.
