
Redacción
La temporada regular de Los Angeles Lakers ha sido una montaña rusa en cuanto a las posiciones que ocupaba el equipo en la tabla, especialmente en los 32 juegos que disputaron en el 2024.
Por momento se veían bien arriba y por otros descendía a niveles que generaban dudas más allá de su juego. Al arranque de tres victorias al hilo le siguió apenas un triunfo en los próximos cinco partidos que lo catapultaron a empatar el décimo lugar con una marca de cuatro ganados y cuatro perdidos.
A pesar de que nunca llegó a tener marca perdedora, el equipo que dirige JJ Redik pasó los meses de noviembre y diciembre sin la posibilidad de consolidarse en una espiral ascendente que le permitiera empezar a escalar posiciones. El último día del 2024 los encontró en el séptimo puesto del Oeste con 18 triunfos y 14 derrotas.
Sin embargo, desde enero hasta nuestros días, los Lakers no solo se han ganado un lugar en el grupo de los mejores equipos de la Conferencia Oeste, sino que también, desde el segundo lugar en la tabla, ilusionan a sus fanáticos de competir por el título.
Sus estadísticas avanzadas lo confirman: en el mes de enero fueron el noveno mejor equipo de la NBA en rating neto (ofensiva + defensiva) con 4.6 puntos, pero en febrero lograron escalar al sexto lugar (9.0) y en los dos partidos de marzo lo encuentran entre los cuatro mejor con un rating de 15.4.
¿Cuáles han sido las claves de la mejoría? ¿Cuáles las razones que los han llevado a la segunda posición en el Oeste? Sin duda, hay mucha tela de dónde cortar, sin embargo, nos encargaremos de enumerar las principales (sin necesidad de ordenarlas en orden de importancia) que hacen que estos Lakers luzcan diferentes a lo que se esperaba de ellos a comienzo de temporada.
La influencia de JJ Redick y su cuerpo técnico
Tras fracasar en el intento de contratar a Danny Hurley como el nuevo cerebro del equipo, la apuesta por Redick fue, al menos, arriesgada. Se trataba de alguien con nula experiencia dirigiendo que despertaba tantas dudas como certezas a quien le estaba entregando las llaves del Reino.
Sin embargo, Redick no solo ha dado muestras de poder manejar un equipo, controlar los egos en el vestuario, además de traerle frescura y creatividad al funcionamiento dentro de la cancha.
La utilización de más jugadas preparadas en ofensiva, una buena defensa de conjunto, rotaciones acertadas durante el juego y la ordenada planificación para enfrentar a sus rivales, han sido su sello distintivo que le ha dado excelentes resultados.
Los cambios de personal durante la temporada
Desde los primeros partidos se veía que D’Angelo Russell tenía los días contados en el equipo. Su debilidad defensiva (especialmente por falta de compromiso) no encajaba con las necesidades del equipo y por ello fue cambiado. Llegó Dorian Finney-Smith, un alero de 2.01 metros con buen tiro de tres puntos (40.2% de acierto en esta temporada) buena defensa y versatilidad, que le dio otra fisonomía al equipo.
La llegada de Luka Doncic, aún a expensas de perder a Anthony Davis y una promesa como Max Christie, terminó por cambiarle la cara a un plantel, tanto de cara al presente como para el futuro.
Luka es el nuevo mariscal, quien organiza el ataque y el que tiene como principal misión la de hacer jugar al resto. Es el hombre que, a pesar de llegar a nuevo equipo y estar buscando aún su mejor forma física, promedia en sus 9 partidos 22.9 puntos, 8.2 rebotes, 7.7 asistencias y 1.7 robos en 32 minutos en cancha.
Si a ello le sumamos que en los últimos dos partidos promedia 12 asistencias y su efectividad de triples es del 44% contra el 24.1% que registró en sus primeros 7 juegos, todo indica que, en caso de no suceder nada raro, lo mejor aún está por venir.