
Redacción
Oakmont Country Club remite a gloria para el golf argentino, porque allí se impuso Ángel Cabrera en el US Open 2007. Pero aquello es historia: mientras el Pato quiere seguir asombrando en el circuito de veteranos, este jueves comienza el tercer major del año en el tortuoso campo de Pensilvania y con la participación de otro argentino, Emiliano Grillo, que encontró un lugar desde la qualy y viene de un buen cierre en el Abierto de Canadá.
No hay manera de desviar la mirada: Scottie Scheffler acapara toda la atención esta semana. El texano ganó hace un mes el PGA Championship y, si se impone el domingo, quedará a las puertas de consumar el tan anhelado “Grand Slam”, la suma de las cuatro coronas. Para completar ese honorable rompecabezas, le faltaría consagrarse en julio próximo en el Open Británico de Royal Portrush.
Adjudicarse dos majors consecutivos suena a un objetivo desmesurado, presuntuoso, pero en Scheffler nada asoma imposible en su condición de monarca del golf mundial, rebosante de títulos. Incluso, su foja es muy estimulante si se juzgan sus actuaciones en anteriores en el US Open: fue 2° en 2022, en The Country Club de Brookline, y 3° en 2023, en Los Angeles. Además, terminó 7° cuando Jon Rahm ganó en Torrey Pines en 2021.
Las victorias de Scheffler se suceden con religiosa continuidad, porque este año se llevó también el Memorial Tournament, en Ohio, y The CJ Cup Byron Nelson. Impacta que un golfista que llegó al PGA Tour apenas en 2020 ya haya celebrado 16 torneos en el máximo circuito (tres majors) y acumulado una suma de 86 millones de dólares. Pero en medio del vértigo en fairways y greens, la procesión va por dentro: “Hay ciertas semanas que al terminar te sientes como después del PGA Championship, como si te atropellara un autobús debido a tanta emoción. Hay un montón de cosas que pasan en el torneo después de triunfar y prácticamente no duermes esa noche porque todavía tienes adrenalina, te duele el estómago. Es un estado de emoción exaltado”.
Respecto de los “malestares” que trae el golf, la cancha de Oakmont Club, que recibió nueve ediciones del US Open, más que en ningún otro lugar (1927, 1935, 1953, 1962, 1973, 1983, 1994, 2007 y 2016), es seguramente la más propensa a traer fatiga mental durante el juego. El N° 1 del mundo habló de las exigencias del trazado par 70, de 7372 yardas. “Cuando llegas aquí hay que sacar la bola del rough con mucha fuerza. Debes ser extremadamente preciso como en Augusta National, pero todavía un poco más… Este es probablemente el campo de golf más difícil en el que jugaremos. Es un examen diferente al del Masters, aunque ambas son pruebas fantásticas”.
Si Scheffler transmite la idea de ser un jugador consolidado, Rory McIlroy refleja poca confiabilidad. El martes admitió que aún se está recuperando de la euforia que le produjo su victoria en el Masters de abril. Pasó una década buscando la joya final de su Grand Slam y varias décadas más soñando con lucir una chaqueta verde. Una extraña combinación de inactividad, problemas con algunos palos de su bolsa y la supremacía de su principal rival lo sumieron en una nube de incertidumbre. McIlroy no es el favorito esta semana en Oakmont ni la primera opción entre los pronosticadores. “Sueñas con embocar el último putt en el Masters, pero no piensas en lo que viene después”, reconoció el norirlandés. Acerca de si tiene un plan para la siguiente etapa de su carrera, no pudo responder mucho: “No tengo ni idea. En este momento, simplemente voy torneo por torneo”.
Fuera de la contienda entre los dos mejores del mundo, emerge una leyenda que el público seguirá en las dos primeras vueltas: Phil Mickelson, que emprende su US Open número 34 y se quedó al borde la consagración con… ¡seis segundos puestos! Un dato adicional: el zurdo de San Diego tendrá el honor de haber disputado la 125° realización del Open Británico y también la del US Open. Un récord sin igual para el golfista de 55 años, que decidió seguir su vida deportiva en el circuito LIV tras haberse adjudicado seis majors. El último en 2021 (PGA Championship) tras haber cumplido los 50.