
En el béisbol profesional actual, la velocidad se ha convertido en la prioridad y ha dejado en segundo plano a lanzamientos clásicos como la curva. Con una caída notable en su uso, cada temporada se lanzan alrededor de 20 mil curvas menos, lo que refleja una clara tendencia hacia otros tipos de pitcheo.
En 2024, apenas el 8.5% de los lanzamientos en Grandes Ligas fueron curvas, una ligera alza respecto al 8.1% del año pasado, pero muy por debajo del 10.7% registrado en 2019. Solo los Rockies de Colorado superan el 15% de uso de curvas, mientras que equipos como los Atléticos apenas alcanzan el 2.5%, sin superar el 10% desde 2017.
Shane Baz, lanzador de los Rays, es uno de los pocos que aún apuesta por este tipo de pitcheo, utilizándola en el 28.1% de sus lanzamientos. Reconoce que cada vez más lanzadores optan por sliders o sweepers, que son más fáciles de ejecutar y generan más fallos. Charlie Morton, veterano de los Orioles, lidera la liga con un 39% de curvas, un recurso que aprendió desde niño.
Las curvas tienen una velocidad promedio de 80.2 mph, lo que las convierte en los lanzamientos más lentos y con mayor arco. Fueron inmortalizadas por leyendas como Sandy Koufax, Nolan Ryan o Clayton Kershaw, pero hoy son una rareza frente a los sliders, sweepers y slurves, que representan más del 22% de los lanzamientos totales y superan en velocidad a las curvas.
El auge de la velocidad también se refleja en otros aspectos: en 2008 solo se registraron 214 lanzamientos a 100 mph o más; en 2022 se llegó a 3,880. Este año, la cifra proyectada es de 3,252. La recta promedio alcanza los 94.4 mph, un récord desde que la MLB comenzó a medir en 2008. Sin embargo, el uso de rectas ha caído del 62% al 55%, en favor de lanzamientos con más rompimiento lateral.
Omar Minaya, asesor de los Yankees, considera que el béisbol ha cambiado hacia una industria que prioriza lanzar duro por encima de saber lanzar. “Los scouts se enfocan en la velocidad más que en la técnica”, señaló.
El cambio también se nota en la duración de los abridores, que apenas superan las cinco entradas por salida, con un promedio de 85 lanzamientos. El nuevo mantra es claro: lanzar con potencia por el tiempo que se pueda.
Aunque la curva sigue siendo efectiva —los bateadores promedian .225 contra este pitcheo, frente a .263 contra rectas—, el béisbol de hoy favorece la fuerza y el movimiento extremo. Para muchos, este cambio es una muestra del nuevo enfoque del deporte, donde el show está en el radar de velocidad y no en los ángulos o los efectos del pasado.
Como resume el coach de pitcheo de los Atléticos, Scott Emerson: “Hoy se busca el swing y fallo. Los lanzadores prefieren sliders o sweepers con más rompimiento lateral porque temen el contacto que puede generar una curva”.
Gerrit Cole, estrella de los Yankees, lo dice sin rodeos: “La velocidad es lo que paga”.