
Redacción
La Feria de San Isidro 2025 no solo se vive en el ruedo. Desde hace unos días, en los aledaños de la plaza de toros de Las Ventas, en medio del conjunto escultórico en el que se recuerda a Antonio Bienvenida, Yiyo, Luis Miguel Dominguín y el doctor Fleming, una figura monumental se ha convertido en punto de encuentro, de foto y de conversación: se trata del toro de hierro del artista Juan Ripollés, que tras su paso por Valencia y Castellón, llega ahora a Madrid como símbolo rotundo de identidad taurina.
La escultura, de 850 kilos, cuatro metros de largo y dos de alto, está concebida para estar cerca de la gente. Su estética inconfundible, mezcla de fuerza bruta y ternura expresiva, no deja indiferente. Quienes se acercan a Las Ventas, sea para ver toros o simplemente por curiosidad, se topan con esta obra que invita al contacto directo: el arte urbano de Ripollés es para tocar, mirar y sentir.
Pero el toro de Ripollés no es solo una pieza escultórica. Es también un gesto cultural y una declaración de principios. El artista castellonense, reconocido por su estilo libre y colorista, es un defensor declarado de la tauromaquia. Su decisión de hacer viajar esta pieza por las principales plazas de toros de España tiene un mensaje claro: reivindicar el arte del toreo en una sociedad que a menudo lo relega o caricaturiza.