Redacción
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*Información de mediotiempo
Una carta e invitación firmada por Rosario Robles y otras 663 internas del penal femenil de Santa Marta, enviada al Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar, fue la clave para que, de manera casi inesperada, uno de los 64 detenidos por los hechos de violencia en el Estadio Corregidora el 5 de marzo, fuera liberado del Centro de Readaptación Social de San Juan del Río, tras cinco meses de prisión injustificada.
A 6 meses de la riña en el Querétaro-Atlas; los números y resultados de la investigación
Cuauhtémoc Galindo Cordero, el mesero que se encontraba dando un servicio en una boda durante la salvaje riña que dejó a 31 aficionados lesionados (y de la cual hoy se cumplen 6 meses), salió de la cárcel el 1 de agosto, gracias a que su caso fue uno de los 180 que atrajo la SCJN, derivado de un acuerdo emitido por el Ministro Presidente en relación a la prisión preventiva justificada, medida por la que Cuauhtémoc se encontraba preso desde el 7 de marzo.
El origen de este acuerdo se dio el 11 de mayo, luego de la visita de Arturo Zaldívar al penal de Santa Marta. El 22 de junio, 42 días después de reunirse con las internas, se publicó el documento en el que se integraron todos los casos, incluyendo el de Rosario Robles y el de Galindo Cordero, a quien después de no poderse comprobar su participación en las agresiones hacia aficionados del Atlas, lo encarcelaron por apología o provocación de un delito, por dos mensajes que publicó en su muro de Facebook el día del partido.
“Antes de que empezara el evento hice unos comentarios en Facebook, pero jamás busqué ni quise ocasionar violencia. Jamás me imaginé que iba pasar toda esa situación”, platicó Cuauhtémoc, a seis meses de aquellos hechos que sacudieron al futbol mexicano.
“Soy mesero los fines de semana y entre semana trabajo, porque tengo que solventar los gastos con mi pareja, mi niña y la casa. Ese 5 de marzo me encontraba en una boda. Llegué a la 1 de la tarde al salón, me acompañó mi pareja, mi mamá y mi hermano. Todo transcurría bien, yo estaba trabajando y dando el servicio. Como a las 7 de la noche me marcó una amiga y me preguntó cómo estaba. Yo le dije que bien, no fui al estadio, estaba en un evento”.
Detención y calvario tras la violencia en Querétaro
Luego de terminar su servicio en la boda y de enterarse en las redes sociales de lo que pasó en el Estadio Corregidora, Cuauhtémoc se fue a dormir. Despertó el domingo temprano, se metió a Facebook y en su Messenger ya tenía varios mensajes e imágenes amenazantes, por lo que el lunes 7 de marzo a primera hora acudió a la Fiscalía General de Querétaro para levantar una denuncia y pedir protección para él y su familia.
“Terminé el evento a las 12 de la noche, pegándole a la 1. Llegué a mi casa, me duermo y al día siguiente me levanto, desayuno y me empiezan a llegar mensajes por Messenger, mensajes de amenazas: ‘Te tenemos identificado’, ‘Entrégate asesino’, ‘Sabemos dónde te encuentras’. Me mandaban fotos de pistolas, recados amenazándome”.
Cuauhtémoc continuó con su relato: “Me espanté, yo estaba mal y desde ese domingo empecé a dormir mal. El lunes temprano mi mamá me acompañó a la Fiscalía como a las 9 de la mañana, me atienden y yo digo que me están amenazando y les enseñé los mensajes. Me preguntaron qué tenía que ver y les dije que yo estaba trabajando. Se levantó la denuncia, salí de la Fiscalía y me fui para la casa, pero con una sensación de que algo estaba mal. Ahí empezó el calvario».
Se habían cumplido 48 horas de la riña, cuando agentes de la Fiscalía, y elementos de la policía estatal y municipal irrumpieron en la casa de Cuauhtémoc para detenerlo. Dos horas después fue presentado, junto a otras nueve personas, como uno de los primeros detenidos y presuntos culpables de los hechos violentos durante el juego Querétaro-Atlas.
“Ese mismo lunes. En la casa estaban mi abuela, mi hermano, mi mamá, mi niña, mi pareja. Eran como las 10:30 de la noche, 11 más o menos. Estaba a punto de dormir y me encontraba en bóxer, y con el miedo; creo que ya presentía algo”.
Entonces, Cuauhtémoc relata el momento de su detención: “Se escuchan cuatro golpes fuertes, pero fuertes. Me levanté y salí para ver qué pasaba. Tiran la puerta, entran estos hombres corriendo, yo me quedé en shock. Suben las escaleras para entrar a mi cuarto, me tiran al piso. Me apuntaron con armas. Todo fue muy rápido. Me sentaron en una silla, me pidieron un pantalón y una camisa, me subieron a un carro y me llevaron a la Fiscalía. Ahí fue donde tomaron la primera fotografía”.
El presunto culpable de la pelea en Querétaro vs Atlas
Esa fotografía, publicada en la cuenta de Twitter de la Fiscalía General del Estado de Querétaro, comenzó a tomar relevancia con el paso de las horas y después de que una usuaria de Facebook con el nombre Fer Galindo, aseguró que Cuauhtémoc había sido mesero en su boda.
“Tenía mucho miedo. Llegué a pensar que nos podían entregar en manos de otras personas para desquitarse. Se hablaron muchas cosas. Fue mucha presión, muchas amenazas. No sabía que íbamos a ir hasta el penal, hasta que me pidieron hablarle a un familiar para decirle que iba a ser trasladado. Nunca pensé que fuera para tanto”.
A 36 días de su liberación Galindo Orozco, quien de acuerdo a su abogado Iván Fabela Mendoza, todavía está a la espera de una sentencia, relató cómo vivió los cinco meses en prisión y alejado de su familia, la cual movió cielo, mar y tierra en busca de justicia, incluso yendo en contra de los métodos que el gobierno estatal les puso sobre la mesa para darle la libertad a Cuauhtémoc.
“Fueron golpes, mucha presión física, presión mental. Fueron cinco meses muy tristes, de mucha reflexión, mucho dolor. Todavía tengo miedo, no me siento Cuauhtémoc, aparento algo, pero no soy. Trato de dar una buena cara a la familia, pero todo ha sido muy triste. No soy mala persona, como decían o un peligro para la sociedad como decían”.
La liberación de Cuauhtémoc
“Lo que se decía adentro era que nadie iba a salir, si no aceptaba el ‘abreviado’. Yo no sabía que era el ‘abreviado’, hasta que supe que era aceptar la culpa. Mi mamá me decía que por qué iba a pagar por algo que no había hecho. Hubo momentos en los que quería tirar la toalla y mi mamá me decía que me esperara, me pedía que confiara y que tuviera fe”.
La libertad de Cuauhtémoc llegó el 1 de agosto. El Juez Decimocuarto de Distrito en Materia Penal de la Ciudad de México, Érik Zabalgoitia Novales, resolvió que Galindo no podía permanecer en prisión, ya que no existían las pruebas suficientes para establecer que cometió apología al delito, ordenando su inmediata liberación.
“Escuché mi nombre en la radio de un custodio, algo sobre una notificación. Me alistaron para ir a la audiencia. Ahí me dan la noticia. Lloré como no tienen idea, no me la creía, mucha alegría, una sensación bonita cuando escuché que se me daba la libertad inmediatamente. Todavía no la creo, porque todavía tengo ese temor y esa inquietud”.