
Redacción
En la primera mitad de la temporada 2022-2023, en un trepidante Warriors-Celtics, Jonathan Kuminga deslumbraba y alumbraba el futuro de los Warriors de Stephen Curry. Con apenas 20 años recién cumplidos, el congoleño secaba a Jayson Tatum con una impresionante actuación defensiva que culminaba con un mate a la estrella de Boston para confirmar su talento de jugador de alto impacto en ambos lados de la cancha. El verano pasado Draymond Green llegaba a decir que Kuminga debía convertirse en All Star en breve.
Pero ese niño prodigio es hoy más bien un niño desobediente que no hace caso a su entrenador -tiene harto a Steve Kerr-, y que los Warriors se quieren quitar de encima aunque sin saber cómo.
El alero es en estos momentos agente libre restringido, pero Golden State no quiere dejarlo ir y quiere de todas todas renovarlo para luego traspasarlo en lo que se conoce como la fórmula del sign-and-trade. En lo que es ya el culebrón del verano, ninguna de las dos partes han conseguido lo que quieren y la operación sigue estancada. Y, como consecuencia de ello, los Warriors siguen siendo el único equipo de toda la NBA que no ha fichado un solo jugador en todo el verano pues necesita resolver la situación con Kuminga para saber cuál será su proyección salarial con tal de reforzar su roster.
Según la ESPN, el interior de 22 años y 2,01 quería un contrato de tres años y 82 millones que demostrara el compromiso de los Warriors de confiar en él como unas piezas de futuro, lo que la franquicia de California rechazó. Después de todo, Kuminga no ha sido capaz de encontrar un rol consistente en la rotación de Steve Kerr sin que su rebelde actitud haya ayudado. La desobediencia y egoísmo del congoleño llegó al punto de pasar hasta de Curry para poder tirar él, algo que encendió a Kerr. Aún así, el africano promedió 15 puntos, 4,6 rebotes y 2,2 asistencias en 24 minutos con un 45% en tiros de campo y un 30% en triples, su gran asignatura pendiente.
Reacios a satisfacer los deseos de Kuminga, los Warriors ofrecieron al jugador un contrato de dos años y 45 millones con una opción de franquicia para el segundo, lo que en este caso no agrada a un Kuminga que no querría verse implicado en un traspaso a media temporada. Todo parece indicar que el alero se inclinaría por la otra opción que tiene sobre la mesa, la qualifying offer por la que cobraría 7,9 millones la próxima campaña y que tiene que aceptar antes del 1 de octubre.
La qualifying offer es la oferta que una franquicia extiende a un jugador para que se convierta en agente libre restringido, condición por la que la franquicia en cuestión puede igualar cualquier oferta que el jugador reciba de otro equipo.