
Redacción
El papa Francisco, fallecido este lunes a los 88 años, fue despedido en una emotiva y solemne ceremonia en el Vaticano, donde miles de fieles y representantes de la Iglesia católica le dieron el último adiós. El féretro, con los restos mortales del pontífice argentino, fue trasladado en procesión desde la capilla de Santa Marta hasta la Basílica de San Pedro, marcando uno de los momentos más simbólicos y conmovedores de su despedida.
¿Cómo fue la procesión del cuerpo del papa Francisco?
A las 9:00 horas (tiempo local), la procesión inició desde la que fuera su residencia papal. El féretro fue llevado a hombros por los tradicionales sediarios pontificios, escoltado por la Guardia Suiza y precedido por cardenales que actualmente residen en Roma. Detrás, lo acompañaban sus secretarios, asistentes y personas cercanas al pontífice.
“Con gran conmoción acompañamos los restos de nuestro querido papa Francisco desde esta capilla a la basílica vaticana, donde ha ejercido su ministerio como obispo de la Iglesia de Roma y apóstol de la Iglesia universal”, pronunció el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, mientras esparcía agua bendita sobre el féretro.
Miles de fieles se despiden del papa Francisco
El ataúd fue colocado ante el Altar de la Confesión, justo frente a la tumba de San Pedro y bajo el majestuoso baldaquino de Bernini. En el interior de la basílica se congregaron obispos, cardenales y personal del Vaticano para escuchar la liturgia de la Palabra que encabezó el propio camarlengo.
Desde primeras horas del día, fieles de todo el mundo comenzaron a llegar a la Plaza de San Pedro para ser testigos de esta histórica despedida al papa Francisco, quien durante su pontificado dejó una huella imborrable por su humildad, su enfoque en la justicia social y su valentía ante temas complejos dentro y fuera de la Iglesia. Las imágenes captadas por medios internacionales reflejan el profundo respeto y cariño con el que millones despiden al pontífice.
El legado espiritual y humano del papa Francisco vivirá en la memoria colectiva de creyentes y no creyentes, como símbolo de fe, apertura y compasión en tiempos de grandes desafíos.
Con información de EFE.