El legendario desarrollador japonés Tomonobu Itagaki, creador de Dead or Alive y responsable del renacimiento de Ninja Gaiden, falleció a los 58 años, dejando un vacío profundo en la industria del videojuego. Su muerte fue confirmada a través de su cuenta oficial de Facebook, donde apareció un mensaje póstumo escrito por el propio creador.
“La llama de mi vida finalmente está a punto de apagarse. Mi vida fue una serie de batallas. Y seguí ganando. No tengo remordimientos. Solo me pesa no haber podido traerles una nueva obra a mis fans”, escribió Itagaki en su despedida.
Con un estilo desafiante y una visión obsesiva por la calidad, Itagaki se convirtió en una de las figuras más influyentes del desarrollo japonés durante los años 2000. Fundador de Team Ninja, marcó una era con su enfoque cinematográfico, la exigencia técnica de sus títulos y una personalidad polémica que lo volvió tan admirado como temido.
Su trabajo en Ninja Gaiden (2004) redefinió los estándares de los juegos de acción, y Dead or Alive consolidó un estilo visual y de combate que influenció a toda una generación de desarrolladores.
La noticia de su fallecimiento provocó una ola de homenajes en todo el mundo. Figuras como Masahiro Sakurai, creador de Super Smash Bros., y la propia Team Ninja expresaron sus condolencias. El estudio publicó:
“Extendemos nuestras más profundas condolencias al enterarnos del fallecimiento de Tomonobu Itagaki. Llevaremos adelante su visión creativa y continuaremos entregando títulos a jugadores de todo el mundo. Que descanse en paz.”
Uno de los mensajes más conmovedores fue el del productor de Tekken, Katsuhiro Harada, con quien Itagaki mantuvo una conocida rivalidad que con los años se transformó en amistad.
“Mi rival y superior en la universidad ha fallecido. El último mensaje que me envió fue: ‘Vamos a beber. ¡Hagamos algo de ruido pronto!’. Pensar que se ha ido con solo 58 años… ¿no es demasiado pronto?”, escribió Harada.
La partida de Itagaki, ocurrida pocos días antes del lanzamiento de Ninja Gaiden 4, marca el fin de una era en el desarrollo japonés. Su irreverencia y su búsqueda constante por la perfección técnica lo convirtieron en un símbolo de la creatividad sin concesiones.
Aunque no logró entregar la nueva obra que soñaba, su legado en Dead or Alive y Ninja Gaiden permanecerá como testimonio de un creador que vivió —y murió— fiel a su filosofía: la del combate constante y la excelencia sin descanso.
