
Redacción
Hace ya cinco años que la NBA fue pionera en uno de los momentos más difíciles de la historia reciente en todo el planeta. La pandemia ocasionada por el coronavirus obligó a parar todo en todas partes. También el deporte y la liga estadounidense fue la primera en cerrar. Era 11 de marzo de 2020, aún quedaba un mes de temporada regular y todos los playoffs por disputarse. En aquel momento la opción de que no hubiese campeón era muy factible. ¿Cómo reanudar el curso salvaguardando la salud de todas las partes implicadas en la liga y hacerlo a tiempo para dejar suficiente margen antes de comenzar la temporada siguiente?
La solución fue la burbuja de Orlando, en las instalaciones de Disney, socio de la NBA. Allí, con una inversión de 190 millones de dólares, se creó un entorno cerrado en el que convivían 22 equipos, además del resto de trabajadores relacionados con las actividades de la competición, para poner el punto y final a la temporada en la pista y coronar a un campeón. Los partidos se reanudaron el 30 de julio y Los Angeles Lakers ganaron el anillo el 11 de octubre, prácticamente cuando debería haber comenzado la siguiente campaña (la 2020-21 comenzaría el 22 de diciembre y reduciría el número de partidos de temporada regular de 82 a 72).
Aquel fue el título número 17 en la historia de la franquicia angelina, el primero en una década y el cuarto para LeBron James. Lo lograron después de ganar en la Finales a unos sorprendentes Miami Heat por 4-2. Los partidos por el anillo, como todos los de la burbuja, se disputaron sin público y, lógicamente, en un pabellón neutral. Esta situación ha hecho que a lo largo de estos años haya voces que pongan en duda el valor de aquel triunfo. Que piensen que aquel anillo no se puede poner a la misma altura que el resto.
En esa línea ha hablado el actual general manager de los Philadelphia 76ers, Daryl Morey, en un extenso artículo de Joe Vardon en The Athletic con motivo del quinto aniversario de la burbuja. El entonces máximo responsable de la parcela deportiva de los Houston Rockets, equipo que fue eliminado por los Lakers en aquellos playoffs en segunda ronda, explica que el sentimiento general en la liga es que aquel título no tiene el mismo valor: “Si los Rockets hubieran ganado el título, sin duda lo habría celebrado como algo legítimo, consciente del inmenso esfuerzo y resiliencia que requiere. Sin embargo, todos con quienes hablo en la liga coinciden en privado en que no se considera un campeonato genuino”.