
Redacción
Luis Alberto Villarreal García, empresario y ganadero en Aguascalientes, lanzó una férrea defensa a las tradiciones mexicanas y denunció lo que calificó como un arrebato a las libertades ciudadanas por parte del régimen, esto ante la prohibición de las corridas de toros en la Plaza México, consideró que “pretender decidir desde el poder legislativo qué es o no una tradición es no solo absurdo, sino peligroso”.
“Un pueblo que no tiene identidad es un pueblo que no sabe quién es, y por tanto no sabe a dónde dirigirse”, afirmó Villarreal García. Agregó que negar espectáculos como el mariachi, los caballos, la charrería o la tauromaquia es borrar elementos profundamente arraigados en la historia compartida entre México y España, y que hoy forman parte del ADN cultural mexicano.
Criticó además lo que consideró una actitud soberbia de quienes “quieren mandar solos en una ciudad que representa a todo el país, pero que se sostiene gracias al esfuerzo de las 31 entidades y más de dos mil municipios”.
“El día que México y España nos demos cuenta de que nos necesitamos, nos va a necesitar el mundo. Y el día que México y Estados Unidos reconozcan lo mismo, seremos la región más poderosa del hemisferio”, citó al intelectual Carlos Fuentes para respaldar su postura.
Para Villarreal García, el caso de la Plaza México representa “una expropiación disfrazada” y una muestra clara de cómo la democracia está siendo atacada. “La democracia no es unanimidad, no hay pensamientos únicos, y eso es justamente lo que nos hace fuertes como sociedad plural”, dijo.
Además, defendió el derecho de quienes aman las corridas a seguir acudiendo a ellas: “Tan respetable es el que las odia como el que las ama. Vivir en democracia es también vivir en la diferencia”. Subrayó que la Feria Nacional de San Marcos es una muestra viva de esa tradición, celebrada ininterrumpidamente durante casi 200 años y convertida ya en un símbolo distintivo de la identidad hidrocálida.
“Si hoy inventas algo nuevo, no es una tradición. Se convertirá en una, si el pueblo lo hace suyo por generaciones. Pero imponer desde un escritorio qué se celebra o qué se cancela es un atentado contra nuestras libertades”, concluyó.