
Con motivo del Día Mundial del Emoji, celebrado el pasado 17 de julio, diversos medios especializados se dieron a la tarea de analizar los efectos inesperados del uso de estos populares íconos en la comunicación diaria. El resultado es claro: conviene evitar el uso del emoji del pulgar arriba (👍), especialmente en WhatsApp y otras aplicaciones de mensajería instantánea.
Desde su aparición en la era digital, los emojis se han convertido en una herramienta habitual para expresar emociones, ideas y estados de ánimo, tanto en contextos sociales como laborales. Sin embargo, su interpretación no siempre es uniforme, y un mal uso puede provocar malentendidos, confusión o incluso conflictos.
El problema con el pulgar arriba
Aunque a simple vista parece inofensivo, el emoji del pulgar arriba ha demostrado ser particularmente problemático. Un análisis del medio brasileño UAI destaca que este ícono puede transmitir desinterés, frialdad o el deseo de cortar la conversación abruptamente, dependiendo del contexto.
Un estudio publicado en 2024 por la Universidad de Cambridge respalda estas observaciones. Si bien reconoce que el significado puede variar, señala que cerrar un intercambio con un pulgar arriba suele percibirse como una forma de evitar el diálogo o de mostrar distancia emocional, lo que puede generar inseguridad en el receptor.
Una cuestión generacional
La interpretación del emoji del pulgar arriba varía notablemente entre generaciones. Mientras que muchos adultos mayores lo ven como una simple señal de aprobación o confirmación, los miembros de la Generación Z tienden a percibirlo como una respuesta pasivo-agresiva.
“Cuando se usa al final de un mensaje, el emoji del pulgar suena algo brusco, como si se quisiera dar por terminado el asunto. Por eso, muchas personas lo consideran pasivo-agresivo. Antes no era así: solía representar sinceridad”, señala un artículo de El País, haciendo eco de este cambio de percepción.
Un reportaje de la revista británica iNews ahonda en esta brecha generacional, subrayando que estas diferencias son especialmente visibles en entornos laborales, donde conviven personas de distintas edades. En estos casos, los expertos recomiendan limitar el uso de emojis y optar, en su lugar, por respuestas claras y textuales, para evitar ambigüedades.
El consenso: claridad antes que confusión
En conclusión, aunque los emojis pueden enriquecer nuestras conversaciones digitales, también pueden convertirse en fuentes de conflicto si no se utilizan con cuidado. En particular, el emoji del pulgar arriba, pese a su apariencia amigable, puede ser interpretado de forma negativa en ciertos contextos.
Así que la próxima vez que vayas a responder un mensaje con un simple “👍”, quizá convenga pensarlo dos veces.