
Redacción
William «Camarón» Zepeda (30-1, 27 KO’s) perdió el invicto a manos de Shakur Stevenson (24-0, 11 KO’s), un boxeador que esta vez demostró que merece ser considerado uno de los mejores libra por libra, y que además se alejó de esa imagen de «correlón» que había empañado su carrera.
Sin problemas, por una victoria por decisión unánime (tarjetas de 118-110, 118-110 y 119-109), el estadounidense retuvo su título mundial de peso ligero del CMB ante un rival con mucho corazón y convertido en una máquina de golpes que no cumplió con su promesa de salir airoso, pero también carente inteligencia para llevar el enfrentamiento hacia su lado y que cayó en su juego, aunque eso no es de extrañarse, pues ha pasado una y otra vez en su carrera.
Shakur es un gran boxeador
El de San Mateo Atenco salió a proponer el encuentro y se encargó en cada episodio en soltar golpes, pero enfrente tuvo a un maestro de la defensa que en la mayor parte del tiempo se mostró firme, como si los el trabajo de su rival no sirviera de nada.
Mayormente pegado a las cuerdas, con los brazos y hombros como sus principales herramientas para defenderse, pudo alejar el peligro de sus zonas blancas y de la cabeza, para después lanzar latigazos potentes que entraron una y otra vez en el retador, quien fue incapaz de descifrarlo.
Si bien un jab con la zurda hizo que el Sugar trastabillara en el tercer episodio, al final su superioridad no estuvo en entredicho en ninguno de los episodios, ya que fue capaz de sacudirse de esa presión que intentaba establecer su oponente.
Y lo hizo bien, sin estar totalmente replegado en las cuerdas, para que así le quede claro a sus ‘haters’ que puede pelear también en el centro del ring, pero sin intercambiar golpes, porque lo suyo es el contragolpe con esos puños que salen como rayos y que pegan fuerte una y otra vez.
Por eso que al final los jueces no tuvieran complicaciones para darle la victoria, una que le dará para exigir que se le considere entre la élite del boxeo, en esa donde muy pocos entran. ¡Bravo! para el campeón, que hoy no dejó ninguna duda de lo que es.