Redacción
La derrota de la Selección Mexicana por 2-0 ante Honduras en el Estadio Olímpico de San Pedro Sula en la ida de las semifinales de la Liga de Naciones de la Concacaf desató la furia y frustración de la afición mexicana. El conjunto dirigido por Javier Aguirre mostró un desempeño pobre, que lo obliga a ganar por tres goles de diferencia en el partido de vuelta para clasificar directamente, o igualar el marcador global para extender la serie a tiempos extra.
Con este resultado, el TRI suma otro tropiezo en un proceso mundialista rumbo al 2026 marcado por la incertidumbre. Desde la gestión de Gerardo «Tata» Martino, pasando por Jaime Lozano y Diego Cocca, la Selección Mexicana ha dejado un mal sabor de boca, y la situación parece no mejorar bajo el mando de Aguirre. Ante este escenario, la hinchada ha señalado a Emilio Azcárraga Jean como el principal culpable de la debacle.
En redes sociales, el descontento fue evidente. Muchos aficionados acusan al exlíder de Televisa de tener una influencia desmedida en la Federación Mexicana de Futbol (FMF), tanto en la designación de técnicos como en las convocatorias.
«Emilio Azcárraga dejó Televisa, pero aún así, se da tiempo de echar a perder a la Selección”, expresó un usuario, reflejando el sentimiento colectivo que considera al empresario como el eje de los problemas.
Las críticas también se extendieron hacia otros dueños del futbol mexicano, como Jorge Hank, Ricardo Salinas y Alejandro Irarragorri, quienes, según los aficionados, priorizan intereses económicos sobre el desarrollo deportivo.
«No tiene caso ver a la selección, fútbol pésimo. Solo sirve para enriquecer a los futbolistas y a Emilio Azcárraga», opinó otro seguidor, mientras que algunos reclamaron la falta de renovación en jugadores clave, como Guillermo Ochoa.
La presión sobre Javier Aguirre y la FMF es inmensa. La afición espera un milagro en el partido de vuelta, pero las críticas no parecen cesar, especialmente cuando los resultados reflejan años de gestión cuestionable. La Selección Mexicana no solo enfrenta un reto deportivo, sino también una profunda crisis de credibilidad ante su propia hinchada.