
«Ace, ace, ace y otro ace.» Por un instante, Jiri Lehecka levanta la cabeza y se pregunta si al otro lado de la red está John Isner, Ivo Karlovic… o Carlos Alcaraz. Es el español, convertido ya en un sacador natural, quien martillea la bola una y otra vez, esculpiendo su segundo título en Queen’s ante el checo (7-5, 6-7(5), 6-2), y consolidándose, si no lo era ya, como el mejor tenista del mundo sobre hierba.
El murciano, número dos del ranking pero número uno en juego, levantó su tercer trofeo consecutivo tras Roma y Roland Garros, y el cuarto de su carrera sobre césped, después de Queen’s 2023 y Wimbledon 2023 y 2024. Además, se convierte en el segundo español en ganar dos veces en este tradicional torneo londinense, emulando a Feliciano López, campeón en 2017 y 2019.
En el mismo club que lo vio conquistar por primera vez la hierba hace dos años, cuando apenas era un novato en la superficie, solo se escuchaban dos cosas: el repique de las banderas sacudidas por el viento y el golpeo implacable de Alcaraz, que ha hecho de su tenis un arma letal en estas pistas.
Su servicio —ese del que se quejaba apenas tres días atrás— se ha vuelto infalible, dándole una confianza casi inquebrantable. En el primer set contra Lehecka, un cañonero que recuerda a Tomas Berdych aunque sin la misma estatura, Alcaraz apenas cedió cuatro puntos al saque: ganó el 89 % de los puntos con primer servicio y el 82 % con el segundo, sin enfrentar una sola pelota de quiebre.
Llegó al 4-5 habiendo perdido solo un punto, y cuando Lehecka dispuso de un peligroso 0-30, el español respondió con cuatro saques perfectos. Acto seguido, rompió el saque del checo con autoridad y lo remató con un sonoro «¡Vamos!» que ya forma parte de su firma en los momentos decisivos.
Ese 7-5 reflejó la crudeza del tenis en hierba: si no cazas, te cazan. Y los errores no tienen perdón. Lehecka estaba jugando un partido casi perfecto, como ya lo había mostrado en el set de práctica que ambos disputaron el lunes (suspendido con 5-5), pero un solo fallo lo mandó a la lona.
Alcaraz también vivió ese filo en carne propia durante el ‘tie-break’ del segundo set. Después de firmar uno de los mejores puntos del torneo con un globo inverosímil, cometió una doble falta con el marcador 5-5, entregando el set point a Lehecka. El checo lo aprovechó con un saque fulminante, y alargó un espectáculo que el público agradeció ante la velocidad del partido.
En el set definitivo, Alcaraz volvió a superarse al firmar 18 saques directos —su mejor marca— y liquidó el título sin sobresaltos. Un solo quiebre en el cuarto juego bastó para inclinar la balanza y convertir el cansancio acumulado desde París, y las breves vacaciones en Ibiza, en combustible para seguir encendido.
Ya son cinco finales consecutivas, de las cuales ha ganado cuatro. Lleva 18 victorias seguidas, acumula 21 títulos y ha reducido a 1,030 puntos la diferencia con Jannik Sinner en la pelea por el número uno.
Vencer a Lehecka no solo lo deja mejor preparado para Wimbledon —donde Sinner cayó en segunda ronda en Halle y Djokovic solo jugará una exhibición antes del Grand Slam—, sino que lo convierte en el único jugador con cuatro títulos en hierba a los 22 años.
Nadie se adaptó a esta superficie con tanta rapidez. Ni con tanta naturalidad.