El equipo de desarrollo de Battlefield 6 logró mejorar de forma significativa la estabilidad y el rendimiento del juego en Xbox Series S, gracias a un trabajo minucioso de optimización de memoria y ajustes gráficos que no sacrificaron la experiencia de juego.
Desde su lanzamiento en 2020, la Series S ha sido señalada como una consola de presupuesto limitado, con críticas de jugadores y desarrolladores que la consideraban un freno para los títulos AAA más recientes. Sin embargo, el equipo detrás de Battlefield 6 demostró que la plataforma puede ofrecer 60 FPS estables a 1080p, aunque con sacrificios visuales mínimos, como sombras de menor resolución y terrenos simplificados.
“No es culpa del hardware”: Christian Buhl
En entrevista con Kotaku, Christian Buhl, director técnico del título, explicó que el principal desafío fue la memoria reducida de la consola, lo que incluso provocaba cierres constantes en las primeras etapas del desarrollo.
“Decidimos invertir en optimizar la memoria, no solo para Series S sino para todas las plataformas. Esto elevó la estabilidad del juego en general”, señaló Buhl, destacando que el esfuerzo benefició a toda la base de jugadores.
Un precedente para la industria
El caso de Battlefield 6 se suma a otros ejemplos recientes que han demostrado que la Xbox Series S es capaz de ofrecer experiencias de alto nivel cuando se prioriza la optimización. Juegos como Kingdom Come: Deliverance 2 y Black Myth: Wukong también lograron correr en la consola de forma estable a 60 FPS, lo que ha llevado a algunos jugadores a decir que “la pequeña de Microsoft sigue callando bocas”.
La lección, según el equipo de desarrollo, es que el éxito en consolas de menor capacidad depende más de la dedicación de los estudios que de las limitaciones del hardware.
Battlefield 6, con su rendimiento mejorado, desafía la tendencia de culpar a la consola por la falta de optimización y demuestra que con planificación y atención al detalle, la Series S puede ofrecer experiencias de juego competitivas y satisfactorias.
