Redacción
Un Ademola Lookman en modo finalista se puso los botines de forma correcta y con tres sorprendentes goles sin respuesta, llevó al cuadro de Bérgamo a ser campeón de una Europa League que no solo significó la pérdida del título para el club que dirige Xabi Alonso, sino el ver caer un récord invicto de 51 partidos consecutivos del actual monarca de la Bundesliga.
Sí, le queda todavía un título más a Alonso, quien podría llevarse la Pokkal y mantener viva la flama de ser uno de las mejores escuadras del Viejo Continente, sin embargo, un triplete era la coronación de una campaña inolvidable para los alemanes, quienes ahora vieron como los italianos se alzaron con el campeonato de la Temporada 2023-2024.
La Dea le puso punto final a la racha de las Aspirinas, quienes vivieron un verdadero dolor de cabeza luego del partidazo que se aventó el nigeriano Lookman, indiscutible MVP de la Final y que otorgó a los suyos, dirigidos por Gian Pero Gasperini, la chance de alzar su primera copa de esta envergadura en toda su historia.
La derrota 2-0 en Dublín marcó el final de uno de los invictos más largos de todos los tiempos. Se quedó en 42 triunfos y nueve empates, con 143 goles a favor y 39 en contra. Al menos, superó el récord de Juventus en la campaña 2011-12, cuando encadenó 43 cotejos sin derrotas (contabilizando el último juego de la 2010-11), y se erigió en la mejor racha en la historia de las cinco grandes ligas. También superó los 48 de Benfica y quedó por detrás de Union Saint-Gilloise (60 entre 1933 y 1935) y Celtic (62 entre 1915 y 1917).
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En el minuto 12 llegó el primer gol, tras una gran jugada colectiva. La calma de Koopmeiners para encontrar a Zappacosta, el pase atrás del carrilero italiano y el área lleno de jugadores Nerazzurri. Esa es la Dea de Gasperini, la esencia de un equipo que asombró hace algunos años con un ataque desvergonzado y que ahora brilla también por su solidez en defensa. Justo la que le faltó a Hincapié, totalmente dormido en el corazón del área y dejando el bandeja el remate al protagonista de la noche.
Para Lookman no fue suficiente. Aprovechando el mareo de un Leverkusen noqueado y frío por la situación que vivía, el nigeriano decidió sacarse de la chistera uno de los goles del torneo. Recibió en el balcón del área y todo el mundo supo que iba a buscar la puerta con una diagonal. Le tiró un caño precioso a Xhaka y la puso al palo largo, inalcanzable para la estirada de Kovar.
Y la Diosa griega, con un nigeriano “on fire”, le puso la cereza al pastel que comerán para festejar su primer título europeo histórico. Un regate perfecto, desbordando con una facilidad pasmosa para ser el minuto 75, y un disparo con la zurda directo a la escuadra.
Como de película, culminó una Final de la Europa League que dejó dos sabores de boca: el primer, tal vez triste, de un invicto final que pudo haber sido festejo para Xabi Alonso y compañía, pero que acabó siendo desgracia y, el segundo, el segundo título de la historia del Atalanta tras la Coppa Italia del 1963 justo una semana más tarde de haber perdido la tercera Final copera en 5 años.
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