Redacción
Foto| EFE
El partido más importante a nivel de clubes de la CONMEBOL se disputará el día de mañana, 4 de noviembre, en el Estadio Maracaná: la Final de la Copa Libertadores. No obstante, según lo mencionado por fuentes de Globoesporte, se comienza a barajar la posibilidad de que el partido pueda jugarse a puerta cerrada, debido a que no se ha podido garantizar el tema de la seguridad.
Esto se debe a que en Río de Janeiro se ha dado la señal de alerta de cara al partido que enfrentará al Fluminense y al Boca Juniors, luego de los disturbios ocurridos en los últimos días.
Por ahora, se espera que más de 100 mil aficionados del equipo argentino se desplacen hasta el país vecino para buscar entrar al estadio, de capacidad de 78 mil personas.
Recordemos que los ultras de Fluminense emboscaron a aficionados del Boca que viajaban a la playa de Copacabana, algo que se convirtió en noticia continental. Luego de ello, la CONMEBOL convocó una reunión de emergencia con el club Fluminense, Boca, la Confederación Brasileña (CBF) y la Asociación Argentina (AFA), con la intención de frenar los posibles conatos de violencia que se suscitarían en caso de no poder controlarse.
La última medida para prevenir la violencia en la finalísima sería que el partido se dispute a puerta cerrada, aunque esto solo es una posibilidad. Algo así solo se había considerado en la edición del 2018, durante la final de Boca y River, cuando se suscitaron episodios violentos previo al encuentro.