
Redacción
En el corazón del Campeonato Iberoamericano de Atletismo U18, celebrado en Asunción, Paraguay, un joven atleta mexicano se alzó como un verdadero gigante del deporte.
Brandon Delgado, originario de San Blas, Nayarit, no solo ganó la medalla de oro en la prueba de lanzamiento de disco, sino que también escribió su nombre en la historia del atletismo mexicano al imponer un nuevo récord nacional con una marca impresionante de 58.64 metros.
Este logro no solo lo consagra como campeón, sino como símbolo de orgullo, esperanza e inspiración para todo un país.Brandon no llegó a la cima por casualidad.
Su triunfo es el resultado de disciplina, pasión y una voluntad férrea que lo llevó a superar sus propios límites. Desde las playas de San Blas hasta el escenario internacional en Paraguay, su camino ha sido una prueba de carácter, esfuerzo y fe en sus sueños.
Alzarse como el mejor entre los mejores no solo es un mérito personal, sino una victoria colectiva que hizo vibrar a todo México.Su lanzamiento no fue simplemente un acto técnico, fue una declaración de identidad.
Con él, Brandon levantó el nombre de San Blas, un municipio muchas veces olvidado, y lo proyectó al escenario internacional. Hizo que Nayarit se escuchara más allá de las fronteras, y demostró que en cada rincón de México hay talento esperando una oportunidad para brillar.
Su gesta es un recordatorio poderoso de que los héroes no solo nacen en las grandes ciudades, sino también en los pueblos donde los sueños son tan grandes como el cielo.
En un país necesitado de referentes positivos, Brandon Delgado se convierte en un faro de inspiración para las nuevas generaciones. Su récord no es solo una marca deportiva: es una huella que deja en la historia del atletismo nacional, un legado que invita a soñar, a luchar y a creer que todo es posible.
Porque cuando un joven lanza un disco y lo lleva más lejos que nadie antes, también está lanzando un mensaje claro: el talento mexicano no tiene límites.
Hoy, Brandon no solo es campeón; es símbolo de esperanza, es orgullo nacional y es testimonio de que la grandeza nace del esfuerzo. Desde San Blas para el mundo, su historia apenas comienza.