
Redacción
El tenis británico disfrutó con el escocés Andy Murray, que devolvió el orgullo de las Islas a Wimbledon rememorando al histórico Fred Perry. Ninguna mujer ha tomado todavía el relevo de Virginia Wade, que triunfó en la edición de 1977.
La central soñó con una gesta de su reina desde que sorprendiera al mundo conquistando el US Open de 2021 siendo una niña y convirtiéndose en la primera de la historia que ganaba después de haber disputado la fase previa.
Sigue siendo el único título, y solitaria final, en la carrera de Emma Raducanu, 22 años y nº 40. Recuperando sensaciones tras un largo tiempo de lesiones continuas y sucesivos cambios de entrenadores, la británica de padre rumano y madre china había vuelto a generar expectativas.
Por encima de la realidad, como se encargó de demostrar la número uno mundial del tenis, la bielorrusa Aryna Sabalenka, 27 años y nº 1 mundial, que se impuso por 7-6 (6) y 6-4 en dos horas, clasificándose para octavos.
Sabalenka manejó con paciencia la olla de presión de la grada y el resurgir deportivo de Raducanu, mostrando un nivel excelso por instantes, aunque sin la contundencia de la bielorrusa, que remontó un 2-4 en el primer set y un 1-4 en el segundo.
Sabalenka, perdedora este curso de las finales del Open de Australia y Roland Garros, ha madurado mucho. No se deja llevar por la pasión, por el ruido ambiental y su desmedida competitividad.
En un excelso primer set, superó que Raducanu levantase siete bolas de set en turno de saque con 5-4 Sabalenka. En el ‘tiebreak’`, la británica mandó 6-5, pero lo salvó la nº 1, que a su séptima oportunidad cerró a su favor un parcial de hora y cuarto de mucha cualidad.
Siguió rugiendo Wimbledon con el 4-1 de Raducanu, pero Sabalenka nunca se fue del partido y poco a poco recuperó terreno. Con solvencia, sin precipitarse por sus ganas de triunfar en Wimbledon, donde hizo semifinales en 2021 y 2023.
Gran Bretaña lloró amargamente la eliminación de una Raducanu tan mejorada pensando que hubiera ganado a la mayoría del circuito, no a su nº 1, quien aseguró que «pronto volveremos a ver a Emma en el top-10». Hubo ovación para la heroína local, tan empujada que Sabalenka significó que «aún me duelen los oídos», de tantos decibelios liberados en una central tapada para poder encender la iluminación artificial.