
Redacción
La primera noche de mercado no trajo buenas noticias para los aficionados de los Lakers, no al menos para los que prefieren no fijarse mucho en los números y las posibilidades reales y soñaban con un golpe de efecto que lanzara a los angelinos al primer rango de equipos competitivos. Uno en el que no están, y los últimos playoffs lo dejaron claro. Porque perdieron en primera ronda de forma bastante incontestable (1-4) y porque el nivel de los equipos que llegaron a las últimas eliminatorias dejó claro que los angelinos no andan ahí. Ni por físico ni por talento ni por profundidad.
LeBron James, ya se sabe, aceptó su player option de más de 52 millones para jugar en (nadie lo ha hecho) su vigésimo tercera temporada en la NBA, una en la que cumplirá 41 años. Acaba de pasar por el quirófano para arreglar un problema de rodilla que le dejó seco en el quinto partido contra los Wolves, y si juega en los Lakers será su octava temporada en el equipo, un tramo más largo que cualquiera de sus dos etapas en Cleveland y su paso por Miami. Pero está por ver: Rich Paul, su agente y mano derecha, anunció que aceptaba su player option pero que iba a vigilar qué hacían los Lakers en la construcción de su nueva plantilla porque quiere intentar ganar otro anillo, el quinto de su carrera.
¿Y si lo que pasa en los despachos no le resulta satisfactorio? Ahí está lo divertido: LeBron tiene cláusula antitraspaso, así que tendría que trabajar con los Lakers, que aparentemente ni se han inmutado por las palabras de Paul, para buscar una solución satisfactoria. Pero primero tendría que encontrar un aspirante que se sienta con ánimo para compensar en un traspaso esos más de 52 millones. Que pueda y que quiera, porque LeBron va a cumplir 41 años y solo tiene un año de contrato. Bobby Marks (ESPN) dijo ayer que ahora mismo “no hay mercado” para LeBron y que los buenos equipos no consideran “inteligente” ir a por él por la vía del traspaso, la única posible una vez que la player option fue ejecutada porque a priori no existe la opción de que los Lakers negocien con él un buyout.
La primera noche de mercado vio como Dorian Finney-Smith, que había rechazado su player option, firmó con Houston Rockets por cuatro temporadas y 53 millones. Los Lakers ya se habían hecho a la idea que iban a quedarse sin un jugador por el que dieron a D’Angelo Russell y tres segundas rondas el pasado invierno, un muy buen amigo de Luka Doncic (compartieron equipo en Dallas Mavericks) que relanzó la defensa de los Lakers desde su llegada procedente de los Nets (14-6 con él como titular en regular season). Los Lakers, cuando DFS rechazó la player option, abrieron la opción de usar la midlevel exception completa (14,1 millones). Así que podrían haber hecho una oferta similar a la de los Rockets. Pero no quisieron porque su problema no estaba en la cantidad del próximo curso sino en esos cuatro años que los Rockets sí han garantizado a un alero defensor y con tiro exterior. Un perfil que todos los equipos necesitan, no digamos unos Lakers con Doncic, Reaves (un backcourt con muy poca capacidad defensiva) y un LeBron ya muy veterano.
Dave McMenanin aclaró en ESPN que los Lakers no quieren hacer contratos de más de dos años porque priorizan conservar su espacio salarial para hacer algo grande en el mercado de 2027. Es una noticia mala para el corto plazo y desde luego mala para LeBron James, que quiere formar parte de un bloque muy competitivo ya. Y supone un gran riesgo, siempre es así pero todavía lo es más en estos tiempos en los que el mercado y el espacio salarial son una forma mucho menos importante de construir equipos (al menos, en la parte noble de la rotación). Ahora mandan, tiene mucho que ver el nuevo convenio, las extensiones y los traspasos.
el draft, Adou Thiero.
LaRavia se llevará parte de la midlevel. Ahora está por ver si el resto (unos 8,3 millones) son para Deandre Ayton, el pívot que ha firmado un acuerdo de buyout con los Blazers y al que muchos especialistas sitúan en unos Lakers que necesitaban desesperadamente un pívot pero no se movieron ayer por Clint Capela o Brook Lopez. En teoría, porque parece que tienen algo hablado con Ayton. Haynes, por ejemplo, daba casi por hecho el acuerdo, pero no hay nada cerrado. De’Anthony Melton, un gran defensor que se perdió casi toda la temporada pasada por lesión, también parece cerca de llegar a los Lakers.
En una situación realista (perfil bajo) de mercado, si los Lakers pierden a Finney-Smith y se hacen con Ayton, LaRavia y Melton (además de Thiero), seguramente habrán mejorado en los márgenes, en su objetivo de hacer un equipo más físico, joven y defensivo. Pero no son movimientos desde luego espectaculares, de los que sirven para dar un gran salto adelante. Los traspasos por pívots (Kessler, Claxton, Okongwu) no se concretaron, y los Lakers hablaron con los Heat por Andrew Wiggins pero no aceptaron las elevadas exigencias de los de Florida. También quieren conservar sus recursos para posibles traspasos, ahora mismo escasos: un joven prometedor (Dalton Knecht), una primera ronda (en 2027 serían tres) y otras para intercambiar y unos cuantos contratos con los que podrían jugar a nivel salarial (Hachimura, Kleber, Vincent, Vanderbilt).
Pero ¿y Luka Doncic? El riesgo para él es quedarse entre dos aguas. Mientras los Lakers construyen pensando en 2027 y tratan de ver cómo y cuándo su camino y el de LeBron se separan definitivamente, al esloveno le podría tocar una travesía complicada en un momento de su carrera en el que necesita competir por lo máximo: tiene 26 años, ya ha jugado unas Finales y estará espoleado por no ser ni all star ni All NBA el pasado curso. ¿Querrá esperar hasta 2027 en un juego de entreguerras? Seguramente los Lakers trabajan con él y coordinan con él sus movimientos porque para eso han decidido que es el eje del equipo (y no LeBron). Y se puede pensar que Jokic y él son amigos, que Giannis esto y lo otro… lo que se quiera, que es gratis. Pero 2027 está lejos, y la situación ahora, en julio de 2025, no es muy prometedora. Doncic, claro, tiene su opción en caso de que no le guste lo que tiene delante (por difícil que parezca que los Lakers se estén moviendo sin su bendición): el 2 de agosto tendrá sobre la mesa una oferta de extensión que se da por hecho que firmará (la duda son los años y cantidades). Pero, en el peor caso (para los Lakers) podría saltársela y ser agente libre en 2026. Así no tendría que esperar a 2027 como filtran ahora un equipo que, además, puede tener cambios importantes en los despachos en un futuro próximo ya que se encuentra en pleno proceso de venta.