A pesar de la distancia que lo separa hoy del equipo Red Bull Racing, Sergio “Checo” Pérez sigue dejando huella en la Fórmula 1. En una charla reciente con el expiloto Memo Rojas, el mexicano reveló que, aunque su salida del equipo austriaco no fue la más amigable, hay voces internas que le han confesado una verdad irrefutable: lo extrañan.
Red Bull atraviesa una temporada complicada. Sin Checo, la escudería ha tenido dificultades para consolidar un segundo piloto a la altura de Max Verstappen. Ni Liam Lawson ni Yuki Tsunoda han logrado replicar los resultados y la estabilidad que aportaba el tapatío. El equipo, otrora dominante, hoy se encuentra en el cuarto lugar del campeonato de constructores, un reflejo claro del desequilibrio interno.
Durante su participación en el pódcast Desde el Paddock, Pérez fue cuestionado sobre si sentía que merecía una disculpa por la forma en la que se dio su salida del equipo. Con la mesura que lo caracteriza, respondió que no, pero dejó entrever que hay arrepentimiento del otro lado.
“Al final, el deporte es así y se tomaron decisiones porque hubo demasiada presión que ellos mismos generaron. Pero yo sé que muy en el fondo están arrepentidos, y lo sé de muy buena fuente”, afirmó.
Pese a las especulaciones que apuntaban a una relación tensa con Max Verstappen, Checo fue claro: hay respeto y camaradería entre ambos. Incluso aseguró que no disfruta el momento adverso por el que pasa Red Bull, ni mucho menos el de su excompañero.
“La gente piensa que me da gusto que les vaya mal, pero para nada. Max se merece todo el éxito y tener un coche competitivo porque es un pilotazo. Teníamos un equipazo que poco a poco se fue derrumbando”, lamentó.
Sin embargo, no todo fue armonía. Pérez señaló que, durante su etapa final con Red Bull, sintió la falta de respaldo por parte del equipo, especialmente frente al embate constante de la prensa.
“Tan fácil que hubiera sido que el equipo me protegiera… pero no fue así. Había mucha presión en mi lado del garaje y eso llegaba a los ingenieros. Eso nos terminó costando mucho”, reconoció.
Uno de los puntos más duros que enfrentó fue la diferencia en el desarrollo del coche. Checo explicó que, tras un arranque parejo en la temporada 2023, los ajustes realizados a partir del Gran Premio de España comenzaron a favorecer un estilo de manejo distinto al suyo, haciéndole cada vez más difícil mantenerse competitivo.
“Empezamos con un muy buen coche para ambos pilotos, pero luego llegaron los ajustes y todo cambió. Ya no podía manejar de forma natural, todo tenía que hacerlo muy consciente. El mismo Max lo dijo: tomaron una dirección que a mí me resultó cada vez más difícil”.
Aunque su regreso a Red Bull parece improbable —“en un multiverso”, bromeó—, las declaraciones de Checo dejan en claro que su paso por el equipo no ha sido olvidado. Más allá de los trofeos y puntos, dejó una presencia que hoy, en medio de la incertidumbre, muchos dentro de Red Bull comienzan a echar de menos.
