
La inclusión de la subida a Montmartre en la etapa final del Tour de Francia 2025 ha generado una fuerte controversia en el mundo del ciclismo. El anuncio hecho por los organizadores la semana pasada, que confirma el ascenso a la icónica colina parisina antes de cruzar la meta en los Campos Elíseos, representa una ruptura con la tradición establecida durante las últimas cinco décadas.
Montmartre, famoso por sus calles empedradas, su ambiente bohemio y las vistas que ofrece desde la Basílica del Sagrado Corazón, fue escenario durante los Juegos Olímpicos de 2024 de una de las competencias más memorables del ciclismo. Inspirados por la gran respuesta del público en ese evento, los organizadores decidieron replicar esa experiencia en el Tour, lo que ha provocado reacciones encontradas.
Varios ciclistas de renombre ya expresaron su preocupación. Jonas Vingegaard, bicampeón del Tour, consideró que la subida, con su estrechez y exigencia, podría generar caos en el pelotón. Recordó que durante los Juegos solo 15 corredores llegaron juntos a Montmartre, mientras que en el Tour serán más de 150 luchando por posiciones en una sección complicada. Remco Evenepoel, medallista olímpico en ruta y contrarreloj, también criticó la decisión, señalando que los velocistas quedarían en desventaja y se perdería la posibilidad de ver un sprint clásico en los Campos Elíseos, uno de los momentos más esperados por los aficionados cada año.
A las críticas deportivas se suman las preocupaciones logísticas y de seguridad. Marc Madiot, director del equipo Groupama-FDJ, advirtió que un día lluvioso podría convertir la etapa en un escenario de alto riesgo. Subrayó que una ruta tan técnica en la jornada final podría poner en peligro el esfuerzo acumulado durante tres semanas de carrera.
Los detalles completos del recorrido serán presentados este miércoles en una conferencia de prensa. El Tour de Francia 2025 comenzará el 5 de julio en Lille, con una distancia total de 3,320 kilómetros, y su final en París marcará el regreso a la capital tras el traslado a Niza del año anterior debido a los Juegos Olímpicos. Por su parte, la carrera femenina iniciará el 26 de julio desde la ciudad de Vannes.
Aunque la decisión busca ofrecer un espectáculo visual y rendir homenaje al espíritu olímpico, la polémica está lejos de resolverse. Lo que parecía una innovación con fines estéticos podría tener un impacto decisivo en el desarrollo competitivo del Tour, y muchos se preguntan si esta apuesta por el espectáculo justifica alterar uno de los rituales más emblemáticos del ciclismo mundial.