
Redacción
En estos días Florida está en boca de todos. El lunes, su programa de basquetbol masculino acaparó la conversación nacional con el título de la NCAA. Pero en Gainesville no sólo florecen tiradores de triples y gigantes que clavan el balón en el aro. También se cultivan fuerzas imparables. Ninguna más llamativa que la de Desmond Watson, un liniero defensivo de proporciones poco antes vista que podría redefinir cómo se frenan las ofensivas rivales.
Watson mide 1.98 metros, pesa 218 kilos y está a semanas de convertirse en el jugador con mayor tonelaje jamás elegido en un Draft de la NFL. Nacido en Plant City, conocida por sus cultivos de fresa gigantes, este hombre estelar de la línea defensiva de Gators no necesita exageraciones: su simple presencia basta para provocar titulares.
Cuando llegó a la Universidad de Florida ya rozaba los 200 kilos. No tardó en ganarse un lugar en el primer equipo, y menos aún en convertirse en leyenda del campus. En 2022, en un partido contra South Carolina, se convirtió en contenido viral de las redes sociales al evadir un doble bloqueo, arrebatar el balón y correr unas cuantas yardas para quedar inmortalizado en una de las grandes jugadas defensivas de la temporada.
En el Gasparilla Bowl de 2024, ya en su despedida universitaria, los entrenadores le entregaron el balón en una jugada crítica de corto yardaje. El número 21 —elegido en honor a su hermano menor, Dyson, que sufrió un derrame cerebral— se lanzó al frente como un tren sin freno para conseguir el primer down y asegurar el resultado. Recibió una ovación.
JUGADOR INCOMPARABLE
A finales de marzo, en el Pro Day de Gators, Watson no corrió rápido, cronometró 5.93 segundos en las 40 yardas, pero eso es como medir un huracán por su velocidad punta y no por su capacidad de destrucción. Saltó 63 centímetros en vertical.
Lo dijo su entrenador, Billy Napier, con absoluta convicción.
«Pasarás toda tu carrera sin encontrar otro jugador como él”.
La comparación más cercana, y aún así lejana, podría ser William Refrigerador Perry, aquel fenómeno de Bears de Chicago en los ochenta que jugaba ambos lados del balón.
Pero Watson no es sólo historia reciclada. Llega en un momento en que la NFL se pregunta cómo detener el Tush Push, esa controvertida jugada de empuje colectivo popularizada por Filadelfia y la respuesta podría no ser técnica, sino física como el cuerpo de Desmond.