Redacción
En octubre de 2020, mientras el mundo seguía lidiando con una pandemia que tenía confinado a más de la mitad del planeta, el Papa Francisco cometió —sin saberlo— una falta personal contra los protocolos de comunicación vaticana. Un tuit desde la cuenta oficial @Pontifex, con motivo de la canonización de nuevos santos, se convirtió en uno de los momentos más surrealistas y entrañables entre el Vaticano y el deporte profesional.
«Hoy damos gracias al Señor por nuestros nuevos #Saints. Ellos caminaron por la fe y ahora invocamos su intercesión». El mensaje era solemne. Lo que lo hizo viral fue el uso del emoji de la flor de lis, símbolo histórico de Saints, equipo de la NFL.
Ese domingo los Saints derrotaron a Jaguars.
En cuestión de segundos, la franquicia del estado de Luisiana captó la bendición y respondió como lo haría cualquier fiel tras recibir la señal de lo alto: “The Pope has spoken. #Saints”.
Las redes se incendiaron con memes, rezos en tono de touchdown y comentarios sobre si Drew Brees había sido canonizado en vida. Por unas horas, Francisco pareció más fan del ovoide que del Vaticano.
La anécdota se volvió a repetir unos años más tarde cuando en noviembre de 2024 cuando por el Día de los Santos Inocentes volvió a utilizar el emoji de Saints.
A unas horas del fallecimiento del Papa argentino, muchos han recordado su sencillez pastoral o su prédica social, sino también por una serie de gestos que lo acercaron al deporte. A diferencia de sus antecesores, Francisco fue un aficionado declarado del futbol, seguidor de San Lorenzo, admirador del trabajo social de los clubes, y defensor del deporte como herramienta de integración.
En su papado, recibió en el Vaticano a Lionel Messi, a leyendas del boxeo como Manny Pacquiao y a delegaciones olímpicas completas.
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